CAMILO JOSE CELA y EL PLAGIO. «LA INTERMINABLE QUERELLA DE LA CRUZ DE SAN ANDRES», por Ian Gibson. El plagio del Siglo, del que está prohibido hablar – PARTE 2

INDICE ARTICULOS 

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Carmen, Carmela, Carmiña (Fluorescencia), de Carmen Formoso;  458 páginas.  SINOPSIS: Tres mujeres, descendientes una de otra, desarrollan su existencia en La Coruña, que es tan protagonista como ellas de Carmen, Carmela, Carmiña (Fluorescencia). La historia de una gran parte del siglo XX español, y de Cuba también, aparece en sus páginas a través de la mirada de estas mujeres “especiales”, no sólo por sus conocimientos heredados matriarcalmente, sino también por sus “poderes”. Esta es una novela en la que las mujeres llevan la vanguardia, en su interacción necesaria con hombres que a veces sólo observan; otras, cuidan; pocas, temen; y varias, aman: novios, amantes, esposos, hijos, familiares, vecinos, amigos y, por supuesto, enemigos. Cada generación de estas mujeres tendrá una forma diferente de lidiar con el mundo que le rodea, pero, en esencia, coincidirán en que el amor que les une y el que brindan es el punto de convergencia que anula sus desacuerdos en la forma con que eligen vivir y enfrentar la vida, tanto como lo es la presencia de “la cubana” centenaria, Mamita Carmen. Pareciera que María del Carmen Formoso Lapido volcó en estas páginas mucha de su experiencia vital, y así nos legó una historia en la que la sensación de verosimilitud, realidad y autenticidad, se impone; incluso aunque haya pinceladas de realismo mágico cuando las “habilidades sobrenaturales” de las protagonistas entran en juego. Una lectura donde la representación de un escenario particular nos refleja de modo universal.

 

Por iniciativa del Frente de Afirmación Hispanista (http://www.hispanista.org/), institución promotora y benefactora de la cultura hispánica a nivel mundial, dirigida por Fredo Arias de la Canal, se ha editado una obra literaria que consideramos de gran valor y que puede ser de vuestro máximo interés. Se trata de un libro que fue víctima de lo que algunos consideran como uno de los más sonados plagios literarios ocurridos en el siglo XX.  
 
Este libro es la novela Carmen, Carmela, Carmiña, publicada recientemente por la editorial Verbum y por el mismo Frente Hispanista, después de mantenerse desconocida durante muchos años, obra original de la gallega Carmen Formoso (1940-2020), quien demandó legalmente al escritor Camilo José Cela (premio Nobel de Literatura) por plagio. 
 
Con esta edición que intenta hacer justicia sobre la memoria histórica, el abogado e hijo de la autora, Jesús Díaz Formoso, presenta un texto introductorio que contextualiza y describe los sucesos, incluido el proceso legal. 
 
María del Carmen Formoso Lapido (A Coruña, 1940-2020), escritora, poeta y pintora. Licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación, diplomada en Bellas Artes. Alternó su trabajo como maestra Nacional (por Oposición), con la obra pictórica que había iniciado en la adolescencia, y con la escritura. Tenía catorce años cuando La Voz de Galicia publicó tres de sus poemas. Autora de numerosos cuentos infantiles, narraciones y novelas. En 1990 obtuvo un primer premio autonómico en cuentos infantiles ilustrados. Presentó el original de Carmen Carmela Carmiña al premio Planeta en 1994, donde resultara premiado Camilo José Cela con La Cruz de San Andrés. Alarmada, al encontrar allí nada menos que la historia de su propia vida, interpuso una demanda contra el premio Nobel por plagio, juicio que provocaría una tormenta en la escena literaria española.
 
Cierta vez, preguntado por tal asunto, según declaraciones de Marisa Pascual, bibliotecaria de la Fundación Cela, este le confesó: «Todos cometemos errores en esta vida».
 
Página de venta del libro en Verbum (en papel o PDF)
 
 
Frente de Afirmación Hispanista, A. C., México.
 

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«A mi me anticiparon mucho dinero, bueno, mucho dinero para mi exhausta bolsa, la verdad es que no llegó a los seiscientos mil dólares, y aunque al principio lo dudé, ahora que ya no me queda más que un año escaso de vida, eso es lo que dicen los médicos a mi marido y a nuestros hijos y nueras, todos crueles y avergonzados, todos ávidos y parásitos, acepto la  propuesta y empiezo esta crónica desorientada y levemente ortodoxa: todos debemos someternos a las sabias normas dictadas por los comerciantes y los síndico

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«mi marido no estivo en el exilio ni un solo día-dice-, lo dejé entrever no mas para que se callase Paula Fields y me dejaran de marear los asesores de Gardner Publisher Co.» .y en otro momento,  «no tengo más remedio que mentir para que se callen Paula Fields y los ejecutivos de Gardner Publisher Co.»
 
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«tanto Paula Fields como Gardner Publisher Co. tiene sus prejuicios y sus manías (y motivaciones maniáticas), lo verdaderamente ejemplar es que todo lo convierten en dinero, todo lo que tocan se vuelve dinero y son capaces de vender los mas raros productos  de la subinteligencia».
 
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«Entonces Matilde Verdú recibió la orden de continuar con el hilo del cuento, las ordenes las da quien puede y debe hacerlo y nadie más. 

La relatora adopto un aire casi tribunicio y carraspeo un poco para aclarar la voz; después siguió escribiendo, esto que se dice del ademan y la voz no es más que un subterfugio.»

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<insisto en decirle a usted, lector estúpido, que las mujeres vulgares tenemos historia natural como las algas y los líquenes>

La Cruz de San Andrés, C.J. Cela 

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El elemento teatral sugerido por estas rubricas se ve reforzado con el epígrafe de Shakespeare antepuesto a la tercera parte, <Planteamiento>: <Todo el mundo es un escenario, y todos los hombres y mujeres meramente actores>.

 

Cela, El Hombre que quiso ganar, Ian Gibson

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La obra La Cruz de San Andres, de Camilo José Cela, comienza con esta cita: 

«.…What is this quintessence of dust? Man delights not me; no, nor woman neither. 

(…¿qué es esta quintaesencia de polvo? El hombre no se deleita conmigo; no, ni mujer tampoco)»

Hamlet, II, ii, 316, W. Shakespeare

Cita que conduce directamente al Asesinato de Gonzaga, (La Ratonera),  el teatro dentro del teatro, la representación de la que Hamlet se sirve para poner en práctica  su plan de averiguar si su tío es culpable y obtiene los resultados que buscaba. Hamlet se desenmascara como un actor bastante creativo para enfrentar a un mundo lleno de máscaras. 

Teatro dentro del teatro. El asesinato de Gonzaga (La ratonera), Hamlet, William Shakespeare

 

 

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CAPITULO XII

LA INTERMINABLE QUERELLA DE  “LA CRUZ DE SAN ANDRÉS”

Por Ian Gibson

*Capitulo del libro de Ian Gibson «Cela, el hombre que quiso ganar», (2003) 

 

Cuando Carmen Formoso presentó en A Coruña su querella contra Cela y la editorial Planeta, en el otoño de 1998, apenas trascendió la noticia a la prensa nacional. Esta situación, cambio de manera radical el 30 de abril de 1999, fecha en que, al haberse inhibido el juez instructor coruñés, la representación de Formoso pasó la querella al Juzgado de Instrucción número 2 de Barcelona 1.

Antes de decidir si la misma se admitía o no a trámite, dicho juzgado ordenó unas diligencias previas que consistían en requerir la aportación de las bases del Premio planeta 1994 y la documentación relativa (1) a la inscripción, en la convocatoria del mismo, de La Cruz De San Andrés  y Carmen, Carmela, Carmiña, y (2) a las fechas de entrega de las novelas 2.

Planeta no acreditó documentalmente la fecha de entrega de La Cruz de San Andrés. Alegó que había tenido lugar el ultimo día del plazo del certamen, es decir, el 30 de junio de 1994. Lo cual difícilmente podía ser el caso, ya que Cela había seguido trabajando en su novela durante el verano3.

El 4 de mayo de 1999 la agencia Colpisa entrevistó al abogado querellante, Jesús Díaz Formoso, hijo de Carmen Formoso. Declaró que se había puesto en contacto con Planeta a mediados de 1997 para hablar del asunto. Según Díaz Formoso, la editorial había contestado que, de reclamar el supuesto plagio, ejercería todas las acciones legales a su alcance. Consultada ahora Planeta por Colpisa, un portavoz de la misma ha dicho que <desconocen> el caso. En cuanto a Marina Castaño, también consultada, la agencia entrecomilla su reacción:<Camilo José Cela no puede alterar su estado de ánimo por semejante patochada, probablemente lo mas irrisorio que le ha ocurrido en toda su vida>. Para la mujer de Cela, la acusación es  <un puro disparate al que no se puede prestar atención>, y asegura que Carmen Formoso se arriesga a enfrentarse a una querella tan grave <que se tenga que pasar el resto de su vida trabajando para pagarla>4.

<Es imposible que  sea una casualidad –puntualizó Díaz Formoso a Colpisa- , porque mi madre relata en el libro parte de su vida novelada. Quien lea las dos obras comprobará que desmontaron la novela y la volvieron a montar de forma bastante apresurada; que el original fue utilizado para reescribir La cruz de San Andrés, aunque no cabe duda de que el hecho de que un premio Nobel ponga  unas comas aquí o allí tenga su valor>5.

Eran palabras mayores. ¡Cela y Planeta acusados –y en tales términos- de plagio y de apropiación indebida! El reportaje de Colpisa, publicado en los más de veinte periódicos regionales abonados a la agencia, tuvo una considerable repercusión en otros medios 6.

La representación de la concursante gallega había incluido, como parte fundamental de la querella, un <Estudio comparativo> de ambas novelas en el cual se señalaban <algunos de los elementos que evidencian la utilización de la novela de Carmen Formoso por parte del autor de La Cruz de San Andrés>7. A nuestro juicio los más importantes de dichos elementos  eran los siguientes:

  • Carmen, Carmela, Carmiña (en adelante CCC) es la historia de tres mujeres de la misma familia, con variantes del mismo nombre. En La Cruz de San Andrés (en adelante CSA) intervienen tres narradoras, cada una llamada Matilde.
  • Ambas novelas se ambientan en A Coruña, lo cual da lugar, necesariamente, a coincidencias sin duda inevitables (topónimos, calles, plazas, playas, establecimientos…). pero hay coincidencias que llaman la atención por mucho menos probables. Por ejemplo, CCC, vincula la Ciudad Vieja con asuntos de brujería (meigas). Así, en la introducción, la narradora recuerda como su <tata> le contó la historia de la <nieta de la cubana>, una señora <que vivía en la Ciudad Vieja, dando buena fe de que la conocía y de que la abuela era una maga de los negros cubanos muy sabia  y santa, de las llamadas yorubas> (pag.4). Luego hay un episodio con una meiga, Artura, <la aojadora de la calle de Herrerías> (calle de la Ciudad vieja). En CSA alguien pregunta: <¿Usted cree que entre los coruñeses de la Ciudad Vieja hay muchos endemoniados?> (pag.80). Tanto Carmiña (CCC) como Betty Boop (CSA) hacen el amor  –amor desenfrenado– cerca de la torre de Hércules. Clara (CSA) tiene un chalet y un invernadero de San Pedro de Nos, ambos utilizados para encuentros sexuales. Maruxa (CCC) tiene uno en El Caballo, pueblo limítrofe de San Pedro de Nos. En CSA, los médicos le aconsejan a Betty Boop que pase una larga temporada en Visantoña, <una aldea en el camino de Santiago poco antes de llegar a Ordes> (pág. 119). Allí debe respirar aire puro, comer mucho, vivir con tranquilidad. Betty vuelve <muy respuesta, de buen color y algo más gorda> (pag.121). En CCC, Luis, el marido tísico de Carmela, pasa un verano, también por prescripción facultativa, en Ordenes (Ordes en castellano), de donde regresa con cinco kilos más y con color en las mejillas. Y en relación con Ordes/Órdenes existen otros paralelismos. En CSA, Betty Boop y el camionero separan al lado de un rio cerca de dicha localidad y éste <se mete la mano debajo de una piedra del río y se sacan dos truchas relucientes y plateadas, saltarinas y escurridizas> (pag.104). En CCC, también en las cercanías de Órdenes, Carmiña se empeña en coger unas truchas con las manos. Se lo prohíbe su madre, pero ella insiste: <Se metió en el agua con los zapatos puestos, disfrutando a sus anchas al intentar coger las escurridizas truchas que se le escapaban por entre los dedos> (pag.163).
  • La representación de Carmen Formoso creía haber encontrado notables similitudes en ambas novelas entre Carmiña (CCC) Y Betty Boop (CSA), así como entre otros personajes. Matilde Verdú (CSA), por ejemplo, se considera <mujer vulgar> y <corriente>, mientras Carmela (CCC) estima  que pertenece al grupo de gente que denomina <personas corrientes>. En CCC, Xana, la amiga de Carmiña, es cliente asidua de las discotecas de moda, y se acuesta a altas horas sin que le importe a su marido. En CSA, Matilde Meizoso se comporta de manera muy parecida. Las experiencias sexuales de Carmiña (CCC) y Betty Boop (CSA) tienen mucho en común, y las amigas de ambas les preguntan, ávidas, acerca de las mismas.
  • Con respecto a temas y situaciones, los querellantes no habían podido dejar de constatar las semejanzas de ambas novelas en lo relativo a la magia y las supersticiones. Por ejemplo, Laura, en CCC, hace sesiones espiritistas con sus amigas para tratar de contactar con su difunto marido. En una de ellas, el lápiz, sostenido por Carmela, escribe las respuestas de Pepe, el marido, <movido por una fuerza misteriosa> (pag.24). en CSA, Julián Santiso, el <maestro ínfimo> de la Comunidad del Amanecer, <escribía cosas en un papel y nos decía que su mano era llevada por la voluntad de Dios> (pag.65). En CCC se alude a la misteriosa muerte de un niño recién nacido: <Lo mataron al poco de nacer para…!sabe Dios qué clase de ritos! Apareció su cuerpo flotando en el rio Sar. Le habían quitado el corazón y no tenía ni una gota de sangre… dentro> (pag.60). En CSA, Gambiño, el asesino loco, mata a su mujer sobre una mesa, la abre en canal, tira el corazón al mar de la bahía y guarda la sangre en una fuente. Se trataba, según la narradora, de <un asesinato ritual> (pags.68-69).

 

 

La representación de Carmen Formoso había encontrado otros paralelismos textuales entre las dos novelas, algunos, de hecho, bastantes sorprendentes:

  • En CCC, Mamita Carmen recomienda a Carmela. <Pide a Dios que no te mande todo lo que el cuerpo puede aguantar> (pag.89). En CSA, Matilde Verdú dice al inicio de su relato :<Lo único que pido a Dios es que no me mande todo lo que puede aguantar> (pag.9). Más adelante reitera: <Sólo pido a Dios que no me mande todo lo que puedo aguantar sin mover un solo musculo de la cara...> (pag.105).
  • Después de entrevistar a Mamita Carmen, el periodista de La Voz de Galicia tropieza con Carmiña, cuyo rostro le hace exclamar: <!Qué guapa y extraña mujer!> (CCC, pag.246). En CSA se califica dos veces a Clara Erbecedo de <mujer guapa y extraña> (págs. 19, 99).
  • En CCC, el atractivo de los padres de Carmiña (Carmela y Luis) se subraya con frecuencia. Hacen <una buena pareja> (pag.15), son < la pareja más bien plantada de toda La Coruña> (pag.20). En CSA, los padres de Betty Boop, Jacobo y Eva <formaban una pareja de cine, daba gusto verlos> (pag.25).
  • En CCC, Carmela va a la peluquería inmediatamente después de casarse:<Lo primero fue el corte de pelo. Se lo pusieron corto y ondulado> (pag.27). Betty Boop, por su parte, se quita la melena <a poco de casarse> (CSA,pag. 193).
  • En CCC padece tuberculosis el marido de Carmela, el periodista Luis, que ha estado en una cárcel franquista por republicano. Se trata de una tuberculosis <que ya alcanzaba los dos pulmones> (pág. 152). En CSA, el marido de Matilde Verdú, que ha estado en una cárcel, como Luis, por razones políticas, tiene <una lesión tuberculosa en cada pulmón> (pag.14).
  • Antes de la guerra, Luis <tenía varias crónicas pendientes para La Voz de Galicia> (CCC, pág. 17). En CSA, Rafa Abeleira, el amante de Matty, <quería ser periodista. A veces le publicaban algo en El Ideal Gallego> (pág…40).
  • Los poderes de Carmiña le permiten leer los pensamientos de los demás. Por ello, sabe que el joven Jorge fantasea con violarla. Al contárselo Carmiña a su amiga Xana, ésta exclama: <¡Pues menuda…mosquita muerta!> (CCC, pág. 184).En CSA, Matilde Verdú nos cuenta que Diego (Pichi) López Santana, el muchacho que trata de violar a chicas pero sin lograrlo nunca porque siempre se corre antes, ha probado suerte con Luisa, <la de la sombrerería La Parisién>. Su padre, que le coge en el acto, dice después a su mujer: <Yo no sé lo que vamos a hacer con nuestro hijo, Eva, parece una mosquita muerta, pero es un salido> (CSA, pag.117-118).
  • En CCC leemos: <Mario sacó del bolsillo del pantalón un reloj que estaba sujeto por una leontina al cinturón > (pag.192). El reloj resulta ser de oro. En CSA, Roquiño de Xiabre se pone los domingos una corbata aparatosa <y se llevaba reloj de bolsillo de oro con leontina y una onza colgando> (pag.164).
  • En CCC, Pepo, el ardoroso amante de Carmiña, tiene <en la piel del pecho dibujado un trébol de cuatro hojas>, trébol misterioso que ha aparecido allí sin que Pepo comprenda por qué (pag.199). En CSA ,Fifí, el joven amante de Clara Ercebedo, <tenía en el pecho un tatuaje de una mujer desnuda y con larga melena> (pág. 37).
  • Uno de los leitmotivs de CCC es el empedernido hábito de Mamita Carmen de fumarse cada día varios puros habanos. Casi se podría decir que el humo del puro de la yoruba cubana impregna cada página del libro. En CSA los puros habanos hacen, ocasionalmente, acto de presencia. Por ejemplo, cuando la narradora comenta que los sueños <terminan por difuminarse poco a poco y desaparecer como la voluta de humo azul de un cigarro habano>(pág. 115)
  • En CCC se lee (es una noticia de periódico) :<Aparece el cadáver de una mujer en avanzado estado de descomposición flotando en las aguas de Orzán> (pág. 77). En CSA: < El viento sopla y se vapulea contra el rompeolas del Orzán y los cantiles de la Torre de Hércules y la gente se agolpa con curiosidad porque la mar arrastra un cadáver de pantalón vaquero> (pag.17).
  • En CCC: <No llevaban bragas, y rectas, abriendo las piernas y sin inclinarse, vaciaban tranquilamente la vejiga> (pag.217). En CSA: <Va sin bragas y orina en equilibrio, se conoce que para no contraminarse> (pag.156).
  • Las gaviotas. En cualquier novela ambientada en A Coruña es casi inexcusable la presencia de estas aves. Y aparecen tanto en CCC como en CSA. Pero llama la atención la presencia simbólica de gaviotas en la última página de ambos libros.

 

Entre las coincidencias señaladas por la representación de Carmen Formoso, éstas, a mi juicio, son las más acusadas. Hay otras muchas. Y también una serie de referencias compartidas que, si bien no pueden considerarse como propiedad de ningún autor, por proceder, según los querellantes, del <acervo común>, resultan sin embargo <poco frecuentes>: Teorema de Pitágoras, Carlos Gardel, <las mareas vivas>, el desastre de Annual, <el Campo de la Leña>, Bécquer…

Pese a las muchas similitudes existentes entre ambas novelas, la juez instructora del caso, María Eugenia Canal Bedia, dictó un auto, con fecha 28 de junio de 1999, en el cual resolvía no admitir a trámite la querella. Resolución insólita toda vez que, en dicho auto, se dice lo siguiente:

Existen, es cierto, coincidencias genéricas, así Carmen, Carmela, Carmiña relata la historia de tres mujeres (abuela, nieta y bisnieta), que viven en La Coruña y cuya existencia se encuentra marcada principalmente por la soledad, con referencias a la sexualidad así como a asesinatos. Del mismo modo, La Cruz de San Andrés constituye la crónica de un derrumbamiento de tres mujeres (Matilde Verdú y las hermanas Betty Boop y Matty) que también residen en La Coruña y cuya soledad es elemento destacado de sus vidas, a lo largo de la novela se hace referencia también a su sexualidad, a muertes y a asesinatos. Se aprecian asimismo otras coincidencias: una parte de la época en que trascurren ambos relatos (años sesenta- setenta), las referencias a determinados lugares (Santiago de Compostela, Betanzos, la Plaza de María Pita, la Joyería Malde, el Instituto Da Guarda, la romería Dos Caneiros), algunos episodios o anécdotas (lectura de libros en francés, hacer el amor en  la Torre de Hércules, coger truchas con la mano, orinar sin bragas y en equilibrio (¿?), padecer tuberculosis en ambos pulmones, ir al campo a respirar aire puro),así como referencias concretas y a objetos (ritos satánicos, magia, el viento, las gaviotas, las mareas vivas, la mecedora cubana de caoba, habanos, una tormenta de rayos y truenos).

En consecuencia, presentan ambas obras semejanza en el argumento general que desarrollan, coincidencia del lugar donde transcurren los respectivos hechos que relatan y parcialmente de la época en que los mismo transcurren, así mismo hay identidades de lugares por referencias  y anécdotas o episodios concretos cuyo contenido o idea coincide esencialmente. Por último en las obras comparadas se observan comunes referencias a elementos y objetos del entorno…

La  juez argumenta a continuación que, sin embargo, las coincidencias enumeradas son producto de la casualidad y que no se trata de un <plagio penalmente relevante>8.

Jesús Díaz Formoso se quedó perplejo  ante estas palabras y replicó que <o bien existe plagio o bien no existe, y de existir siempre resulta penalmente relevante>9.

La juez instructora señalaba luego que, al no haber delito en su opinión contra la propiedad intelectual, <tampoco existen indicios que apunten a la existencia del delito de Apropiación Indebida al que se refiere el escrito de la querella>10.

La representación de Carmen Formoso estaba indignada. Si la juez admitía la existencia  de sorprendentes semejanzas entre las dos novelas, y si el resultado de la diligencia previa demostraba que Planeta no podía acreditar la fecha de recepción del manuscrito de Cela, no existía razón alguna, en su opinión, para decidir, sin llevar a cabo una investigación judicial, que la editorial no había utilizado la novela de Carmen Formoso para una finalidad diferente a su presentación al certamen 11.

Se presentó enseguida el correspondiente recurso contra el auto de inadmisión a trámite de la querella, con la aportación de algunos documentos nuevos. Entre ellos, una copia del artículo de Francisco Umbral en El Mundo por el cual (como vimos antes) se sabe a ciencia cierta que Cela seguía trabajando en La Cruz de San Andrés aquel julio de 1994, después de finalizado el plazo del Premio Planeta 12.

La juez desestimó este recurso, argumentando otra vez -citamos a Jesús Diaz Formoso- <que no existen indicios racionales de la existencia del delito, sino meras sospechas o valoraciones subjetivas>13.

Y luego sucedió algo chocante. La misma juez, que acababa de desestimar el recurso, declaró admitido a trámite el recurso de apelación. <Sin embargo –escribe Diaz Formoso-, tal Recurso no había sido presentado, por lo que, de no haber detectado este grave error con rapidez, una vez transcurridos cinco días los abogados de Carmen Formoso no hubiesen podido interponer Recurso de Apelación, y la Inadmisión a Trámite de la querella resultaría definitiva>14.

Naturalmente, los abogados presentaron sin perder un momento aquel recurso.

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Iban pasando los meses. En Abril de 2000 Jesús Díaz Formoso publicó en A Coruña, por iniciativa propia, Carmen, Carmela, Carmiña (Fluorescencia). Tenía un prologo suyo de unas cincuenta páginas en las cuales daba detallada cuenta del curso de la querella y del estadio en que encontraba la misma, además de consignar una por una las coincidencias encontradas entre la novela de su madre y La Cruz de San Andrés.

Para los querellantes tener el libro en la calle suponía un importante paso adelante: el público  interesado ya disponía de los elementos necesarios para poder ir formando una opinión acerca del posible plagio perpetrado por Cela y Planeta. Además muy pronto se podría acceder a la novela de Carmen Formoso en Internet.

Si las cosas de Palacio van despacio, también las de Justicia. Pasaron nueve meses. El 15 de enero de 2001, la Sección Décima de la Audiencia Provincial de Barcelona dictó un auto en el cual, estimando el recurso de apelación interpuesto por la representación de Carmen Formoso, revocó el acto de archivo de la querella y ordenó que esta fuera admitida a trámite por el mismo Juzgado de Barcelona, el número 2, que la había desestimado en varias ocasiones15.

La noticia, que sólo trascendió aquel marzo, fue recogida masivamente por los medios de comunicación y produjo un auténtico revuelo en el mundo literario español. ¡Cela de veras bajo sospecha! Abc estaba indignado, y Alfonso Ussía, defensor a ultranza del Nobel, como ya sabemos, se deshizo en sarcasmos dirigidos contra <el juez progresista de la Audiencia Provincial de Barcelona> y los otros malvados que deseaban destruir a Cela, autor de una obra <ingente y soberbia>. Ussía se declaró partidario de la bien trillada teoría según la cual  el vicio español por antonomasia es la envidia. Quienes querían ver derribado a Cela eran eso, unos miserables envidiosos :<En España, la envidia es una peste, y los apestados llevan años intentando contagiar a don Camilo José Cela. Con especial interés e inquina, los profesionales del retroprogresismo, de la cultureta oficial>. ¿Quiénes son estos siniestros personajes? Ussía no se arriesga a dar nombres, pero es evidente la alusión en términos generales al PSOE. En cuanto a Carmen Formoso, <la tan celebérrima autora, de cuyo nombre no me acuerdo por elementales razones de buen gusto>, la mueve indudablemente no sólo la envidia sino el deseo de hacerse un hombre, y un dinerito si es posible, a costa del Nobel. Recordamos el ataque de Ussía al hijo de Cela, imbuido del mismo sarcasmo, del mismo desprecio 16.

Entre los periódicos extranjeros que recogieron la noticia de la admisión a trámite de la querella contra Cela y Planeta figuraba Le Monde, de Paris, con un articulo titulado <C.J. Cela soupconné de plagiat de Espagne> (<C.J. Cela bajo sospecha de plagio en España>) en el que su redactora, Marie-Claude Decamps, proporcionaba al lector la dirección de Internet donde se podía consultar el expediente de la querella interpuesta por Jesús Diaz Formoso 17.

En sus razonamientos jurídicos, la Audiencia Provincial de Barcelona explicaba que entre novela de Carmen Formoso y La Cruz de san Andrés había <tan innumerables coincidencias, argumentales, de personajes, tiempos, circunstancias e, incluso, frases textuales> que permitían llegar a la conclusión de que, en efecto, la obra de Cela era sospechosa de plagio. Y añadía que <la realidad demuestra que no es  totalmente ajeno al mundo editorial de nuestro entorno que se escriban obras literarias por encargo para publicarlas atribuyendo su autoría a una determinada persona que, por su popularidad u otras circunstancias personales, goza de una notoriedad o prestigio que garantizan el éxito comercial de la publicación>18.

Carmen Formoso se declaró <muy ilusionada y esperanzada> ante la decisión de la Audiencia Provincial de Barcelona. No era para menos. El mero hecho de haber encontrado la Audiencia, entre ambas novelas, <innumerables coincidencias> invitaba a reflexionar a cualquier persona mínimamente objetiva 19.

El País había tratado de recabar la reacción del Nobel, sin exito20. El 19 de marzo, en el mismo diario, Rosa Mora adujo citas de La Cruz de San Andrés para demostrar que, en ella, Cela ponía de manifiesto cómo se escribe una novela de encargo. Según Mora, buena parte del mundo editorial español empezaba a seguir <con cierto regocijo> el proceso penal iniciado contra Cela, quien <despierta una animadversión que se ha ganado el pulso>. El periódico también reproducía unas palabras de Carmen Balcells, la agente literaria de Cela, para quien el Nobel <no necesita plagiar a nadie, la duda ofende>21.

El 20 de marzo, Abc rechazó en un editorial cualquier posibilidad de que Cela hubiera plagiado a Carmen Formoso y publicó una entrevista con el escritor. El Nobel se expresó indignado ante la acusación  de ser plagiario. Se trataba de <una monstruosidad>. A la pregunta de Antonio Astorga acerca de si había presentado la novela fuera de plazo, contestó: <No sé a qué se refieren con ello porque además si una novela la presenta usted fuera de tiempo lo más probable es que no se la admitan>.

¡Cela el inocente! ¡Cela el ingenuo! ¡<Lo más probable es que no se la admitan>! La pregunta de Astorga había sido muy acertada, muy responsable y muy necesaria. Y el Nobel no le dio una respuesta clara.

En cuanto a la trama de la novela, el Nobel explicó que se la debía a su mujer, a Marina Castaño, quien, en su colegio coruñés, fue amiga de dos hermanas luego captadas <por una secta que les sorbió el seso>. Es decir, que Matty y Betty Boop se basaban en personas reales conocidas de su mujer. Y siguió Cela: <!!Aquello fue espantoso, aquello fue espantoso!! Ella me contó muchas cosas y con eso escribí y publiqué la novela, que probablemente debía haberla hecho mi mujer. Pero, en fin, no la hizo ella, la hice yo>. A Astorga le interesó mucho lo que acababa de oír. ¿De verdad, Marina Castaño <podía haber escrito perfectamente> la novela? <Ella se la sabia y me daba ideas, me contaba cosas y yo tomaba nota de la conversación – continuó Cela-. Fue compañera de colegio de esas dos pobres muchachas a las que desnivelaron por completo en una secta>.

Astorga se interesó luego por el manuscrito de la novela. <Alguien dijo que en mi ordenador, de repente, habían aparecido y tal –manifestó Cela-. Pero ¡!si yo no trabajo con ordenador!! Si yo trabajo a mano. Escribo a mano. Y ahí está el original mío. Está a disposición de quien lo quiera ver y consultar> 22.

Eran declaraciones muy importantes. Cela negaba públicamente haber entregado La Cruz de San Andrés fuera de plazo – lo cual difícilmente podía ser cierto- , y confesaba  que la trama fundamental de la novela procedía de su esposa, quien a su juicio, además,  debería haberla escrito. Puesto que en la novela, Matilde Verdú ha sido compañera de colegio de las dos hermanas atrapadas por una secta, se tornaba inevitable identificar ahora a la narradora de la misma, por lo menos en parte, con Marina Castaño.

La fiscalía llevaba tiempo manteniendo que no había plagio. El Fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, José María mena, había destinado al caso a la fiscal Raquel Amedo, persona, según él, <con gran formación intelectual>. Después de cotejar ambas novelas, Amedo había llegado a la conclusión de que no existía tal plagio 23.

El 21 de marzo de 2001 la prensa informaba de que la fiscalía tenía la intención de solicitar al Juzgado número 2 de Barcelona, en las próximas semanas, que archivara la querella. Pero no sin que primero se diera cumplimiento a la resolución de la Audiencia de Barcelona 24.

A partir de ese momento las cosas ya van más deprisa. En su auto del 13 de marzo de 2001, la Audiencia Provincial de Barcelona había reconocido la gran importancia, como pieza de convicción, del manuscrito original de La Cruz de San Andrés 25. El 22 de marzo la juez instructora dicta un auto por el cual se incoan las diligencias previas. Entre éstas se requiere que la Fundación Camilo José Cela aporte dicho manuscrito 26.

El 26 de marzo, el abogado de Cela, Jorge  Trías Sagnier, arremete sañudo y casi convulso desde Abc contra El País, <que en su paranoica persecución celiana es quien se ha encargado de airear todo este escándalo artificial>. En concreto se trata de la periodista Rosa Mora –a quien no nombra Trias-, que acaba de decir que integran la sección decima de la Audiencia de Barcelona <magistrados de reconocido talante progresista>. Trías está indignado. Por todos lados abundan en España <progresistas que apoyan cualquier anacronismo o impostura más o menos marxistizante>. <Afortunadamente –termina- la sensatez de la fiscal del caso ayudará a colocar a la justicia –sin adjetivos- en su lugar>. La Fiscal del caso, como sabemos, es Raquel Amedo 27.

Unos días después, María Eugenia Canal Bedia, la atribulada juez instructora cita a declarar a Cela el 25 de abril 28. Pero, según informa Efe, el Nobel no acudirá a Barcelona, amparándose en que la citación judicial se había enviado torpemente a su domicilio anterior en Guadalajara, abandonado seis años antes 29.

Quien comparece ante la juez instructora, en representación de Planeta, es José Manuel Lara Bosch, hijo del mítico fundador de la editorial. Niega que Cela cometiera plagio al escribir La Cruz de San Andrés y defiende la actuación de la editorial en la concesión del Premio Planeta 1994 30.

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El 11 de mayo de 2001 Cela va a cumplir ochenta y cinco años. La feliz efeméride coincide con la publicación por Planeta de la primera novela de Marina Castaño, Toda la soledad, que tiene una tirada,  absolutamente insólita, de 20.000 ejemplares.

Entrevistada por Juan Carlos Rodríguez en El mundo Magazine, Castaño  -‹traje color lavanda, zapatos fucsia, melena rubia, pestañas como abanicos, bolso beis de Hermés, paso corto pero apresurado>- explica que está preparando una gran fiesta con trescientos invitados para el cumpleaños de su chico, como gusta de llamar a su famoso marido, y que dentro de unos días va a ir <de bolos por provincias> con su novela.

A sus cuarenta y cuatro años, a la señora marquesa de Iria Flavia ya le sobra trabajo en los medios de comunicación: columna en Abc (<Vuelo sin motor>), Día a día en Tele 5,  A toda radio en Onda Cero. Además, es vicepresidenta de la Fundación Camilo José Cela y vocal de la Universidad del mismo nombre. Verdaderamente, la vida le sonríe.

Toda la soledad se ambienta en un pueblo inglés. ¿La asesoró su marido? Si, y también las tías de Camilo José. Y es que, Castaño lo tiene claro, su célebre esposo <es más inglés que gallego>. Por otra parte ella ha estudiado el idioma en Gran Bretaña.

Dado el titulo de la novela, al periodista le interesa saber cómo es la soledad junto a un Nobel. Castaño replica que nunca se ha sentido sola al lado de Cela. <Es mi peto y mi espaldar>, subraya. El entrevistador no se percata de que la marquesa está citando o repitiendo la dedicatoria de Memorias, entendimientos y voluntades: <A Marina, mi peto y mi espaldar>.

Rodríguez le hace luego una pregunta que sin duda no se espera. ¿Tiene Marina Castaño <el síndrome de Ana Rosa Quintana>?  <¿A qué te refieres?>, contesta Marina, poniendo <cara de conocer perfectamente ese síndrome: se le dispara la pierna>. Y el periodista afina la puntería :<A si ha tenido alguna pesadilla con titulares del tipo “Marina Castaño ha plagiado párrafos enteros de La Soledad era esto, de Juan José Millás”>.  Y es que se habían hecho insinuaciones en este sentido. <No, no se me ha pasado por la cabeza – contesta Castaño-. Ni siquiera he leído ese libro>. <¿ Y como se lleva en casa que un Nobel sea acusado de plagio? Menuda cruz>. <Con absoluta indiferencia>. El reportero no se lo cree. Si, si, insiste Castaño:<Es un absurdo tan grande y tiene tan poco fundamento que no se puede mirar con otros ojos salvo los de la indiferencia>.

El entrevistador cambia de tema. Le recuerda a Castaño que una vez dijo :<Un hijo homosexual me rompería los esquemas; para mí sería terrible>. ¿Sigue pensando lo mismo? <Si, lo mantengo –contesta-. He llevado una vida del todo convencional y eso me chocaría muchísimo. Ahora, naturalmente, no renegaría yo de ese hijo. Jamás, en absoluto. Tengo amigos homosexuales con lo que mantengo una amistad entrañable y de años>. Y Rodríguez tercia: <Jorge Javier Vázquez dice en su libro:” La gente sana no presume de amigo homosexual, de la misma manera que cuando llega a casa no le dice a su madre: “He conocido a un heterosexual estupendo”>. Y es que en el fondo, como sabe el periodista, a Marina Castaño, diga lo que diga, le preocupan los homosexuales, como también a su marido31.

En cuanto a que Castaño hubiera plagiado La soledad es esto de Juan José Millás, no está demostrado. Entre la calidad literaria de ambas novelas, por otro lado, hay una distancia de años luz.

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Unos días después, el 16 de mayo de 2001, tiene lugar la esperada comparecencia de Cela en Barcelona ante la juez instructora María Eugenia Canal Bedia. A las puertas de juzgado se congrega un enjambre de periodistas y de cámaras. Según fuentes judiciales, la declaración de Cela sólo duró cinco minutos, aunque estuvo una hora ante la juez. De acuerdo con las mismas fuentes, Cela calificó de <falacia> la acusación de haber plagiado la novela de Carmen Formoso, y juró que no había leído el manuscrito de la novela. Según Abc, la comparecencia del escritor se había prolongado <porque el abogado de la escritora, su hijo Jesús Díaz Formoso, hizo transcribir una veintena de preguntas que iba a formular al novelista y que este se negó a responder>. <Las citadas fuentes – seguía Abc- añadieron que solo formuló preguntas la juez, mientras la fiscal [Raquel Amedo] no interrogó al premio Nobel>32.

Francisco Umbral recuerda indignado: <Cela en Barcelona, requerido por los jueces (en este caso “jueza”, que no existe y es feo), acusado de plagio. Su Planeta. Su novela la ha denunciado una concursante coruñesa como propia. Cela no contesta a ninguna de las 20 preguntas que se le hacen […]. Pienso que CJC no puede plagiar porque sólo puede y sabe escribir con él mismo>. A Umbral le había sublevado ver a Cela saliendo del juzgado <entre guardias civiles, televisiones y público voraz>. Y continua, los estribos ya perdidos:

En este país se empieza muy pronto, se trabaja toda la vida, se cumplen 85 años y lo que le espera a uno es un juicio popular donde se habla de <tomaduras de pelo>. La calle, o sea la multitud ávida, la guardia civil y la tele son los tres monstruos que devoran a toda celebridad. Un premio Nobel puede ser tratado como un robagallinas. España no paga ni perdona. España es justiciera y acre.

Dan ganas de dejar el oficio. Aquí nadie quiere a los escritores, siempre sospechosos de algo. Una persona decente no se dedica a escribir. A esto, como al capote y al andamio, sólo se dedica el que no vale para otra cosa. Lo serio es ser militar, notario, prestamista o cura […]. El proceso de Cela es como el de Kafka: no se sabe bien de dónde viene ni adónde quiere ir a parar 33.

Pero se conocía perfectamente de dónde venía la querella presentada contra Cela. No había intereses ocultos sino una mujer que se sentía, con o sin razón, ofendida. En cuanto a dónde quería ir a parar el proceso, lo sabía por lo menos el ya mencionado fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, José María Mena, quien explicó que la fiscalía mantenía la misma posición que hacía dos años, cuando pidió por primera vez que se archivara la querella, y que seguía creyendo que no había habido plagio 34.

A principio de junio de 2001 Tomás García Yebra, de la agencia Colpisa, entrevista a Jesús Díaz Formoso. El abogado se pregunta si realmente existe un manuscrito de La Cruz de San Andrés, en el sentido etimológico de la palabra (Cela, como sabemos, siempre escribía a mano).  <Cela dice que el manuscrito está en su Fundación, en Iria Flavia – manifiesta Díaz Formoso-, pero la Fundación, de momento, no ha abierto  la boca>. Díaz Formoso opina con razón que de aparecer un manuscrito, se aclararías muchas dudas. No parece tener conocimiento de que el manuscrito en cuestión haya sido ya requerido por la juez instructora. Afirma que no cree en la posibilidad de que Cela fabricara un manuscrito falso tras la publicación de la novela, en un intento de demostrar que ésta se hubiera redactado antes de la entrega a Planeta de Carmen, Carmela, Carmiña: <Supondría un esfuerzo físico y mental que, actualmente, no puede permitirse este autor; además se puede averiguar si un texto a pluma, o a bolígrafo, está escrito hace dos años o hace seis años>. Añade luego Díaz Formoso que está convencido de que Marina Castaño <intervino en este asunto y convenció a su marido para que aceptara la proposición de Planeta>.

Por aquellos días, según Jesús Díaz Formoso, circulaba el rumor de que el hijo de Cela habría señalado a Castaño y al escritor Mariano Tudela como negros que elaboraron La Cruz de San Andrés, <utilizando con soporte el texto de Carmen Formoso>. A juicio de Díaz Formoso <Don Camilo, probablemente, pulió el borrador que le presentaron, pero el esfuerzo global no le pertenece a él, está muy repartido>. Cela Conde desmintió luego haber hecho tal afirmacion 35.

Planeta, por su lado, ya preparaba el contraataque y, el 11 de junio de 2001, el juzgado de Instrucción numero 21 de Barcelona admitió a trámite una querella por presuntos delitos de injurias y calumnias presentada por la editorial contra Carmen Formoso y su hijo 36.

Tres días después, Colpisa publicó unas declaraciones de Formoso en las cuales ésta expresaba su incredulidad ante lo que ocurría:<Primero me roban el libro. Luego, con el apoyo del fiscal, que es como decir con el apoyo del Gobierno, intentan que no pase nada ante el hecho de que me hayan robado mi libro. Y ahora, con esta querella, Planeta pretende arruinarme>. Jesús Díaz Formoso entendía que la querella interpuesta por planeta no tenía ninguna posibilidad de prosperar, y que se trataba de una táctica para <paralizar la nuestra>.37

El 25 de junio de 2001 la juez instructora María Eugenia Canal Bedia dictó providencia y ordenó la práctica de prueba pericial <consistente en determinar, previo estudio comparativo de las dos novelas La Cruz de San Andrés y Carmen, Carmela, Carmiña- fluorescencia [sic], indicando sus diferencias en todos los ámbitos y significados posibles (temática argumento, estructura, personajes, estilo, ubicación espacio-temporal y, en su caso, identidades sexuales, y otros), si la primera constituye o no plagio, transformación o interpretación de la segunda>. A tales efectos la juez mandó que se librara oficio a la Universidad Autónoma de Barcelona para que ésta remitiera al juzgado una lista de sus catedráticos de Literatura Contemporánea, una vez recibida la misma se procedería a la insaculación de un perito de entre los tres designados por el juzgado, con citación de las partes a dicho acto 38.

Luego se abrió otro paréntesis de silencio en torno a la querella.

***

Aunque no en torno a Cela, cuyas actuaciones siguieron provocando comentarios en los medios de comunicación. El 16 de octubre de 2001 el Nobel pronunció un breve discurso en la solemne inauguración del II Congreso Internacional de la Lengua Española en Valladolid, que se publicó al día siguiente coma artículo, en Abc. El jueves 18, El día de Valladolid reveló que el discurso había sido en un 99% copia literal del que había leído Cela, el 7 de abril de 1997, en la primera edición del congreso, celebrada en la ciudad mexicana de Zacatecas.

Y no sólo eso, sino que el discurso de Zacatecas era a su vez fiel reproducción de otro anterior, pronunciado en Sevilla en octubre de 1992 durante la Exposición Universal (y también publicado por Abc). <La percepción de Camilo José Cela sobre la lengua española permanece inalterada, cuando menos, desde 1992>, ironizaron los encargados del reportaje sobre el congreso de Valladolid publicado por El Pais 39.

Tal vez, de haber tratado de justificarse, Cela habría recurrido al narrador de El asesinato del perdedor (1994) :<Casi todo hay que decirlo siempre varias veces para que la gente lo aprenda> 40.

Unos días después, José María Aznar salió en defensa del Nobel. Ocurrió en Iria Flavia, donde el presidente del Gobierno acompañó a Cela en la inauguración de una nueva sala de su Fundación. Al acto asistieron además el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, y la ministra de Cultura, Pilar del castillo. Aznar lamentó que en España hubiera una <permanente tentación […] por acabar con las grandes figuras y los hombres más destacados de nuestra nación>. Había acudido a Iria por su admiración de Cela y su obra y porque consideraba como <una tarea imprescindible homenajear a los mejores hombres de nuestra nación, a los ejemplos vivos de lo que los españoles somos capaces de hacer>. En opinión de Aznar, <de entre lo mejor que tenemos, Camilo es, probablemente, lo mejor>. El presidente se refirió luego al famoso lema de Cela, incorporado a su blasón, <El que resiste, gana>, y estimó, no sin razón, que se trataba de <un compendio> de la vida del escritor 41.

El 14 de noviembre, aquejado por una gripe, Cela no pudo acudir a la Biblioteca Nacional, donde se celebraba el quincuagésimo aniversario de la publicación de La colmena. Y dos meses después falleció. ¿Había amargado sus últimos años el caso de La Cruz de San Andrés? Cabe imaginarlo.

Apenas enterrado el Nobel, se supo, el 8 de febrero de 2002, que el informe pericial, encargado por la juez instructora Canal Bedia durante el verano de 2001, había descartado que la novela fuera un plagio.

El autor del informe (fechado <diciembre, 2001>) era Sergio Beser, catedrático de Literatura Española de la Universidad Autónoma de Barcelona. Beser indicó que le resultaba <muy extraño que una novela plagiase o utilizase material de otra novela, ambas inéditas, presentadas al mismo premio literario, por dificultades de acceso a la lectura y consiguientes premuras temporales>, y que <todo el proceso parecía emanar de un sueño calenturiento, de una alucinada fantasía, o de intenciones torcidas>. Luego siguió:

Tras realizar una lectura detenida de las dos obras, he llegado a la conclusión de que, en ningún momento, hay la mas mínima sospecha de plagio, ni de transformación o utilización de materiales temáticos, argumentales, caracterizaciones de personajes, elementos de ambientación espacial, o construcciones estructurales, etc. Por el hecho de situarse la acción de las dos novelas en la ciudad de La Coruña, con referencias a Madrid, y en parte, en el mismo periódico histórico, resulta lógica la existencia de ciertas coincidencias, tanto en espacios como en alguna situación, sin que pueda, en ninguna [sic] caso considerarse la existencia de una dependencia de un texto por parte del otro.

Un ejemplo de tales coincidencias lo encontraba Beses en la presencia de las gaviotas al final de ambas novelas, <mera indicación temporal> en la de Carmen Formoso, <de intención poética con una confusa intencionalidad simbólica> en la de Cela. Y terminó el catedrático su comentario:

Vuelvo a insistir finalmente en la para mi evidente independencia del texto de Cela de Carmen, Carmela, Carmiña, mucho más discutible habría sido tratar de la superior calidad  de una de las dos obras, aspecto que no tiene relación alguna con la querella presentada. No puedo comprender las razones de esta acusación de plagio, como no sea que la parte querellante considere como un derecho de copyright [sic] la ciudad de La Coruña. Puesto a buscar plagios pudiera también abrir otra denuncia contra la película de José Luis Garci, You are the one, donde encontramos a una anciana que ha pasado casi toda su vida en La Habana, fuma puros y echa las cartas 42.

***

El brevísimo informe de Sergio Beser resultaba del todo insuficiente a efectos judiciales. Con la excepción de las gaviotas, no tomaba en consideración ninguna de las numerosas similitudes entre ambas novelas señaladas por Jesús Díaz Formoso en el estudio comparativo incluido en la querella (y reproducido en su prologo a Carmen, Carmela, Carmiña). Y, como acaba de ver el lector, hasta se rebajaba al nivel de desdeñar –con el chiste sobre copyright- las pretensiones de la querellante.

La representación de Carmen Formoso había solicitado a la juez instructora que, al elaborar su informe, el perito tuviera en cuenta el manuscrito original de La Cruz de San Andrés, requerido por ella a instancias de la Audiencia Provincial de Barcelona y en poder del Juzgado. Pero la solicitud fue denegada 43. Se trataba en mi opinión de un error lamentable, ya que todo indica, como veremos, que sólo un estudio detenido y minucioso de los distintos borradores originales de la novela podrá hacer posible la resolución de la querella interpuesta por Carmen Formoso.

Se comprende la reacción de Jesús Díaz Formoso ante la lectura del peritaje del catedrático: <El informe es un ataque en toda regla. Son barbaridades> 44.

A mi modo de ver, dada la gravedad del asunto, ningún juez instructor por medio profesional había podido aceptar el documento preparado por Sergio Beser. Y María Eugenia Canal Bedia no lo aceptó, por considerar que el perito tenía <ideas preconcebidas>. Además, resultaba que había trabajado para Planeta al menos en dos ocasiones, lo cual podía suscitar dudas acerca de su imparcialidad. El 19 de febrero de 2002 la juez anunció que iba a pedir más pruebas acerca del presunto plagio. Sergio Beser, como era lógico, se ratificó en sus conclusiones  45.

El encargado del nuevo informe seria Luis Izquierdo Salvador, catedrático de Literatura Española en la Universidad de Barcelona.

Entretanto, María Eugenia Canal Bedia incurre, según la representación de Carmen Formoso, en otra anomalía procesal, cuando, mediante providencia fechada el 7 de febrero de 2002, accede a devolver a la Fundación Cela, a instancias del procurador Antonio María De Anzizu Furest, que actúa en nombre y representación del escritor, el manuscrito original de La Cruz de San Andrés, en poder del juzgado. La devolución se efectúa el 27 de febrero de 2002 46.

Resultó luego que el juzgado no había insistido en quedarse con una fotocopia del manuscrito. En la diligencia de entrega, un representante de la Fundación se había comprometido a depositar en el juzgado en el plazo de siete días, <testimonio integro> de la obra,  compulsada ante notario. Es decir, una fotocopia del manuscrito preparada por ellos 47.

La representación de Carmen Formoso la llevaba ya Ivo Ranera Cahís, procurador de los tribunales, que enseguida formuló recurso de reforma contra la providencia del 7 de febrero para solicitar que se devolviera inmediatamente al juzgado el manuscrito de La Cruz de San Andrés, toda vez que se trataba de una <Pieza de Convicción> o del <Cuerpo del Delito>. Dicho recurso fue desestimado por la juez instructora en auto del 13 de marzo de 2002, dos semanas después de haber sido devuelto el manuscrito original de la novela a la Fundación Cela. En el auto, la juez Canal Bedia decía textualmente:<Admitido a trámite el mencionado recurso se dio traslado del mismo al Ministerio Fiscal y a las demás partes. El ministerio Fiscal informó en el sentido de interesar a su desestimación y la confirmación de la resolución recurrida. La defensa de la Editorial planeta S.A. presentó escrito por el cual impugna el referido recurso e interesa el sobreseimiento libre y archivo de las actuaciones> 48.

Ranera no tardó en formular recurso de queja contra el auto de 13 de marzo ante la sección decima de la Audiencia Provincial de Barcelona. La devolución del manuscrito de La Cruz de San Andrés a la Fundación Cela, venía a decir el recurso, había sido una barbaridad, máxime en vista de que el juzgado ni siquiera se había quedado con una fotocopia del mismo. ¿Quién podía garantizar que la versión del manuscrito presentada ahora por la Fundación ante notario para su compulsación con la fotocopia era exactamente la misma que había sido retirada del juzgado? <Recordemos – destacó Ranera– que dicho Manuscrito se compone fundamentalmente de folios sueltos que han sido encuadernados de manera no permanente, fácilmente manipulable, con el fin de que puedan ser desencuadernados sin daño alguno. Por ello, el Manuscrito ha podido ser manipulado antes de ser presentado ante el Notario, sin posibilidad alguna de que tal eventual manipulación pudiere haber sido detectada>49.

Existía tal posibilidad, desde  luego. Y después se conoció un hecho inquietante: resultaba que quien, por parte de la Fundación Cela hizo entrega en el juzgado de la copia compulsada del manuscrito era Antonio Anzizu Furest, el mismo procurador que, en las diligencias previas, había presentado a José Manuel Lara Bosch de Planeta. Comentó Ranera, refiriéndose a la Fundación cela, <es el lobo quien ha sido puesto al cuidado de las ovejas> 50.

En resumen, el recurso de queja presentado por Ivo Ranera pedía a la Audiencia Provincial de Barcelona que requiriera a la Fundación Cela remitir al Juzgado de Instrucción numero 2, <en el más breve plazo>, el manuscrito original de La Cruz de San Andrés, <ordenando asimismo la práctica de las pruebas necesarias que permitan conocer si dicho manuscrito fue o puedo haber sido manipulado>.

La Audiencia Provincial resolvió, en auto del 26 de junio de 2002 –dándoles la razón a la juez instructora y el Ministerio Fiscal-. Que no había motivo para requerir la devolución del manuscrito. Y allí quedo el asunto por el momento 51.

***

 

El 18 de octubre de 2002 el catedrático Luis Izquierdo Salvador entregó al Juzgado número 2 de Barcelona su informe sobre el supuesto plagio cometido por Cela. Se titulaba Balance de dos novelas: ”Carmen, Carmela, Carmiña- Fluorescencia [sic]” y “La cruz de san Andrés”. El documento era mucho más respetuoso con Carmen Formoso que el de Sergio Beser, pero Izquierdo tampoco había tenido en cuenta el manuscrito original de la novela de Cela (devuelto a la Fundación Camilo José Cela en febrero de 2002, como vimos, pero del cual el juzgado ya tenía fotocopia).

El informe constaba de nueve folios y se notaba que era el fruto de un esfuerzo objetivo, si no especialmente perspicaz. El catedrático no había encontrado casos de <copia textual> ni de similitud estilística alguna entre ambas novelas. Además el <tono general de expresión> y el <clima> de las mismas eran a su entender muy diferentes>: <Climáticamente, quiero decir desde la perspectiva de la impresión mientras se lee, ambas novelas pertenecen a mundos tan distintos que no cabe aventurar plagio de CCCF [Carmen, Carmela, Carmiña (Fluorescencia)]>.

Izquierdo sí había notado ciertas <afinidades>  entre las dos, <coincidencias de lugares, tiempo o tiempos, nombres de personajes, y ciertas actividades de éstos>. ¿Cómo se explicaban tales <afinidades>? El catedrático no lo sabía, <se pregunta uno qué ecos o maravillas – ya que el espíritu sopla donde quiere- habrán producido esa encrucijada consistente en tocar motivos coincidentes>. La conclusión del informe no podía ser más confusa (sobre todo la primera oración de la misma), y a mi juicio denotaba, en su desorden, la  incertidumbre del autor del mimo:

Que proyecciones, ecos y/o solapamientos de una a otra se producen, parece cierto, pero que de ahí no [sic] resulta un plagio es en opinión de quien esto escribe algo a constatar. Tal vez transformación, ecos o coincidencias algo curiosas, es lo que cabe admitir. En ningún caso, añadiría, interpretación, pues a la forma – y ésta es muy superior en La Cruz- no se llega por esa vía. No he dado, como ya he dicho, con identidades textuales. Si con similitudes y algún clima cabria añadir de tono análogo-lírico hacia el desenlace de ambas novelas, pero esa sería una cuestión a poner en línea con muchos otros ejemplos, y desde luego, con el sello del autor de La Cruz 52.

Si un pretendido experto en literatura española sólo podía llegar a esa vaguísima y torpemente expresada conclusión después de cotejar las dos novelas, se puede uno hacer una idea de la incertidumbre de la juez encargada del caso.

¿Había o no influido el inédito libro de Carmen Formoso sobre la redacción de La Cruz de San Andrés? <Tal vez transformación, ecos o coincidencias algo curiosas es lo que cabe admitir>, aventura Izquierdo, tras haber hablado de <proyecciones, ecos y/o solapamientos>. Y el asunto es muy grave porque, si el estudio comparativo de ambas novelas revelan de hecho, proyecciones>, <solapamientos>, < transformación> o <ecos>, estamos ante un posible delito.

Hay que señalar que, como en el caso del informe de Sergio Beser, no hay indicación alguna en el de Izquierdo Salvador de que este haya consultado los borradores de La Cruz de San Andrés, cuya fotocopia obraba en poder del Juzgado número 2  que le había encargado su peritaje.

Resultó que Izquierdo, al preparar su informe, tampoco conocía el prologo escrito por Jesús Díaz Formoso para Carmen, Carmela, Carmiña (Fluorescencia), donde se recogen tantos paralelismos verbales entre una novela y otra. Uno se pregunta cómo era posible 53.

La juez instructora,  Canal Bedia, no comunicó el informe de Izquierdo a la representación de Carmen Formoso hasta el 24 de octubre de 2002, y la citó para el 28 del mismo mes, en Barcelona, el acto de ratificación y aclaración del informe pericial. <Es decir- se queja Jesús Díaz Formoso-, nos “hurtó” casi una semana de tiempo para preparar la ratificación, dejándonos solo tres días, incluyendo el domingo> 54.

En el curso del acto del juez se negó a admitir el pliego de preguntas que llevaba Ivo Ranera Cahís para el perito Luis Izquierdo, pliego muy pormenorizado en el cual solicitaba la clarificación de más de sesenta analogías existentes entre la novela de Carmen Formoso y La Cruz de San Andrés. Ranera Cahís  protestó enérgicamente por tal decisión 55.

El 4 de diciembre de 2002, de repente, la juez instructora, María Eugenia Canal Bedia, firmó un auto en virtud del cual se acordaba el sobreseimiento libre y archivo de la querella. La había convencido el informe de Izquierdo Salvador. El auto sólo fue notificado doce días después, el 16 de diciembre, a la representación de Carmen Formoso 56.

Ivo Rabera Cahís tuvo que reaccionar rápidamente otra vez e interpuso un recurso de reforma el 18 de diciembre. Señaló que, debido a que todavía estaban pendientes de resolución varios recursos de la parte querellante, así como de solicitudes de prueba anteriormente requeridas, la causa no se podía archivar. Alegó que la juez había actuado  con ausencia de Imparcialidad Objetiva y que, además, confundía la función instructora y la juzgadora. Pidió que el juzgado resolviera revocar la resolución recurrida 57.

La noticia del sobreseimiento se difundió en la prensa a principios de enero de 2003, dos semanas antes de que se cumpliera el primer aniversario de la muerte de Cela. Jesús Ruiz mantilla, de El País, le preguntó a Marina Castaño si tenía algo que decir sobre el asunto. <Sin comentarios>, contestó.

 ¿Ni aun siendo favorable el resultado? <Nunca he hablado de ese tema antes y tampoco lo haré ahora>, replicó, tajante, la viuda del Nobel 58.

Pero todavía quedaban muchas cosas de qué hablar, empezando por los borradores de La Cruz de San Andrés.

***

 

Los borradores de La Cruz de San Andrés están recogidos en cuatro tomos encuadernados a los que Ivo Ranera define genéricamente como <el manuscrito>. Al procurador le sorprende que, de los cuatro, solo el primero esté redactado de puño y letra de Cela, en tanto que los otros se encuentran mecanografiados, con anotaciones a mano del escritor. Ello le sugiere la siguiente reflexión que es imprescindible reproducir en su integridad:

Es de todos conocido que el citado autor tenía como habito escribir todas sus obras a mano, obrando en la Fundación Cela los manuscritos de toda su obra, con la excepción de <Pabellón de reposo>, perdido desde el fallecimiento del doctor Marañón. Entre todos ellos destaca, por discordante, el manuscrito de La Cruz de San Andrés, casi en su totalidad escrito a máquina. Al respecto, nos remitimos a cuanto quedó expuesto en anteriores escritos presentados por esta representación.

Dado que no fue D. Camilo José Cela quien mecanografió el texto recogido en los Tomos II, III y IV del manuscrito, quien se limitó a realizar las anotaciones y correcciones que a mano aparecen en dichos tomos, aunque ni siquiera esta escueta intervención resulta acreditada (la pericial caligráfica solicitada por esta representación fue denegada), resulta evidente que hubo de ser un tercero quien redactó el texto mecanografiado.

Parece pues evidente, de conformidad con lo expuesto anteriormente, que el Sr. Cela se limitó a realizar las antedichas anotaciones y correcciones, sobre un texto previamente escrito por otra persona, texto que le fue entregado para dale forma de una novela susceptible de llevar su firma y ser premiada con el premio Planeta.

No es lo mismo enfrentarse a un folio en blanco, que a un folio donde hay un texto escrito (a tres espacios), en el que al Sr. Cela sólo le restaba añadirle las palabras precisas y así dotar al texto de la genialidad que caracteriza a todos sus escritos. Y eso en el mejor de los casos, como ha quedado expuesto.

A pesar de la importancia del citado manuscrito, importancia que por lo demás fue declarada por la propia AP [Audiencia Provincial] de Barcelona, la instructora acordó la devolución del mismo a la Fundación Camilo José Cela, en contra del criterio de la Sala. Y la fotocopia obrante en Autos fue aportada por la propia Fundación, una vez le fue devuelto el manuscrito, por lo que la copia carece de la mínima garantía de autenticidad. Resulta verdaderamente incomprensible que dichas copias no hubieren {sic] sido realizadas por el propio Juzgado con intervención de su Secretario.

Por otra parte, esta representación solicitó, siéndole denegado, que el Informe Pericial fuere elaborado teniendo presente también el texto manuscrito.

En definitiva, pese a los relevantes indicios que evidencian la realidad de la intervención de terceros en la redacción de La Cruz de San Andrés, terceros que proporcionaron la estructura y argumento al fallecido Sr. Cela, y pese a la evidencia de la utilización de la obra escrita por la Querellante para la elaboración de la novela ganadora del Premio Planeta 1994, a la que mi representada concurrió, como es sobradamente conocido, con su novela no divulgada, la presente instrucción ha impedido los reiterados intentos de esta representación de acreditar la realidad de nuestras imputaciones , para, finalmente decretar el Sobreseimiento Libre de las actuaciones, cerrando incompresiblemente la posibilidad de investigación de los hechos por la jurisdicción penal 59.

El comentario de Ivo Ranera sobre el original de La Cruz de San Andrés contiene algunas equivocaciones, así como nociones preconcebidas, y revela, a mi juicio, un conocimiento muy superficial del manuscrito.

Digamos, de entrada, que no hay nada sorprendente en que el primer tomo del original sea manuscrito y los siguientes tres mecanografiados. Estamos ante el método de redacción habitual del padronés: Cela siempre escribía a mano, otra persona pasaba a máquina sus hojas, el corregía a mano los folios mecanografiados, se volvían a pasar a máquina, los revisaba a mano otra vez…y así hasta conseguir la versión definitiva. Lo hemos visto en el caso de Madera de boj, que día tras día procesaba Gaspar Sánchez Salas con el ordenador.

Ranera dice que <resulta evidente que hubo de ser un tercero quien redactó el texto mecanografiado>. La palabra <redactó> no es la correcta para describir la actividad de quien pasó a ordenador las hojas de Cela, y demuestra que el procurador confunde la tarea de copista con la de un supuesto negro, autentico redactor de La Cruz de San Andrés. El siguiente párrafo hace explicita la acusación: Cela trabaja sobre un texto previamente escrito por otra persona> que le entrega Planeta <para darle forma de novela>. Tal inferencia me parece injustificada.

También es incorrecta la afirmación de que el manuscrito de La Cruz de San Andrés está escrito <casi en su totalidad> a máquina. No es el caso.

Jesús Díaz Formoso ha tenido la amabilidad de remitirme fotocopias de los cuatro tomos del original.

El tomo I contiene el primer borrador de La Cruz de San Andrés –que llamaremos (A)-y, a continuación, el que tiene todos los visos de ser el segundo (B).

El primer borrador (A) consta de 121 hojas manuscritas, con letra minúscula y a menudo muy apresurada, escritas en una libreta RENFE (veinte centímetros de alto por diez de ancho). La estructuración de la novela en cinco apartados está ya decidida, pero por el resto estamos ante poco más que un esquema general de la misma donde, al lado de párrafos más o menos elaborados, hay numerosas oraciones sueltas –redactadas a vuelapluma-, listas con detalles de los personajes, frases sueltas, cálculos en relación con el número de páginas que habrá que tener listas en determinadas fechas para poder cumplir con los requisitos del encargo, teléfonos de amigos, periodistas o editores (entre ellos, Fernando Jáuregui, de El Mundo, Rafael Borrás, de Planeta, y Mariano Tudela), etc. Queda claro que Cela está empeñado en elaborar, con la mayor celeridad posible, un borrador que luego se pueda ampliar. Y como hemos visto, el proceso le ocupará hasta agosto de 1994.

El segundo borrador (B), escrito con letra tan impecable como pequeña en hojas más grandes, es ya una versión casi completa de la novela, menos –en la copia que me ha facilitado Jesús Díaz Formoso- seis o siete hojas al final (la paginación del manuscrito, además, es irregular, con saltos difíciles de explicar). Resulta evidente que, antes de salir para Taiwan a finales de junio de 1994, Cela se ha entregado con denuedo a su libro y lo tienen en su mayor parte resuelto y listo para trabajar sobre su transcripción electrónica. Al adentrarnos en el primer párrafo de B, además, topamos con una sorpresa. Y es que Matilde Verdú, narradora del primer borrador (A), así como de la versión definitiva de la obra, ha sido sustituida ahora por su marido, lo cual ha hecho necesaria una cuidada revisión de algunos pasajes del original. ¿Por qué el cambio? ¿Sugerencia del editor o de otra persona? Sea como fuera, Cela no tarde de convencerse de que no es acertado recurrir a un narrador masculino, toda vez que en la historia domina el chismorreo femenino, y en consecuencia devuelve pronto la voz del relato a Matilde Verdú.

En la pagina inicial del primer capítulo (todavía sin título) del borrador B, Cela ha hecho constar , en el ángulo superior izquierdo, la fecha <11.IV.94>; en la del segundo capítulo (<Argumento>), <5.V.94>; en la del tercero (<Planteamiento>),<29.V.94>; en la del cuarto (<Nudo>), <17.VI.94> (seguida de la indicación:<22, viaje a Alicante, 25 viaje a Formosa>); y en la del quinto (<Desenlace, coda final y sepelio de los últimos títeres>),< 19,VII.94> (seguida del apunte:<20 al 22 viaje a Iria>).

Gaspar Sánchez Salas me asegura que Cela solía plasmar en la primera hoja de sus borradores la fecha en la que empezaba la redacción de los mismos, nunca cuando los terminaba. Fue el caso de Madera de boj (4 de octubre de 1989) 60. No hay razón para creer que, en este sentido, La cruz de San Andrés fuera una excepción (aunque si, tal vez, el hecho de que esté datado cada capítulo de la misma). Parece ser, pues, que estamos ante las fechas en que Cela inició la redacción de los cinco capítulos del manuscrito B de la novela, que, como se ve, abarcan desde el 11 de abril al 19 de julio de 1994.

¿Existe la posibilidad de que, posteriormente, una vez en marcha la querella, Cela estampara una fecha falsa en el manuscrito del primer capítulo de La Cruz de San Andrés para hacer creer que había empezado la novela antes de que Carmen Formoso enviara la suya a Planeta? Es indudable que, en teoría, si existe tal posibilidad  aunque me cuesta admitir que el Nobel, presionado por otros, fuera capaz de involucrarse en un procedimiento tan deshonroso. Además, si la táctica consistía en alterar la datación, ¿Por qué no falsificarla igualmente en los capítulos siguientes, o por lo menos uno o dos de ellos?

Esto en cuanto al primer tomo del original, que engloba, lo repetimos, el borrador inicial (A), y el segundo borrador (B) de la novela.

Los tomos II, III y IV contienen la versión pasada a ordenador de la novela entera, a doble espacio, con numerosos correcciones y adiciones manuscritas de Cela. En la fotocopia remitida por la Fundación Cela al Juzgado numero 2 de Barcelona, cada uno de los tomos II,III y IV va precedido de dos hojas en blanco con indicaciones manuscritas acerca de su contenido debidas, creo , al bibliógrafo de Cela y colaborador de su Fundación, Fernando Huarte Morton. En la primera hoja en cada tomo se indica <Mecanografía con correcciones manuscritas>. En la segunda hoja del tomo II se lee :< Varias foliaciones originales. Hojas de soporte 3-187>; en la del tomo III <Foliación original 51-130 (con repetidos). Hojas de soporte 188-337>; en la del tomo IV: <mecanografía con correcciones manuscritas. Foliación 130-200(repetidos) y nota final manuscrita. Hojas de soporte 338-476>.

Está claro que <por hojas de soporte> se sobreentiende soporte <electrónico>, es decir las hojas pasadas a ordenador.

Vamos a llamar C a la versión pasada a ordenador. No hay duda de que C procede de B (el segundo borrador manuscrito), pues se corresponden exactamente, hasta en los más mínimos detalles y salvo algún pequeño error en la transcripción. Cuando las adicciones manuscritas de Cela a C son sustanciales  –y ocurre con frecuencia- se incorporan las hojas afectadas, una vez modificadas en el ordenador (es el caso sobre todo de las primeras páginas de la novela, revisadas seis o siete veces).

¿A qué persona encargó Cela la tarea de pasar el borrador B a ordenador, tarea exigente que requería la presencia asidua de las mismas y constantes consultas con el propio escritor, dado el carácter a menudo enmarañado de B, por muy clara que sea la letra del Nobel? Podría pensarse que no fue otra que Marina Castaño, máxime en vista de que el propio Cela -cuando en 1995 el Casino de Madrid le entregó la Pluma de Oro- aseguró que el nunca se acercaba al ordenador por si le daba calambre y que, por ello, su esposa, mucho más joven que él, se encargaba de informatizar sus manuscritos 61.

Además, según Gaspar Sánchez Salas, Marina Castaño manejaba con pericia el ordenador de la casa, un Mackintosh 62. Parece ser, sin embargo, que quien procesó el borrador de La Cruz de San Andrés fue una secretaria que entonces trabajaba para Cela llamada Beatriz Gutiérrez. Así por lo menos nos lo ha asegurado Fernando Huarte Morton, el bibliógrafo del novelista 63.

El segundo borrador (B) demuestra explícitamente, por otro lado, que Marina Castaño colabora con el Nobel en la redacción de la novela. Por ejemplo, después de escribir que Betty Boop <cantaba y representaba muy bien las canciones que componía Manuel Alejandro para Rocío Jurado>, Cela apunta la siguiente indicación:<Marina, sugiéreme un par de títulos> (los incorporados a la versión definitiva son Muera el amor y Lo siento) 64. Cuando, durante los tres años siguientes, Cela trabajaba en Madera de boj, introducía instrucciones similares en el manuscrito, esta vez para Gaspar Sánchez Salas. Se ve que de esa forma se comunicaba con los que colaboraban con él y pasaban sus manuscritos al ordenador 65.

Si confiamos en las fechas que Cela apunta en la primera hoja de cada capítulo del borrador B, solo estaba redactado el primero (datado el 11 de abril de 1994) antes de que Planeta recibiera Carmen, Carmela, Carmiña (CCC). En teoría, pues, los cuatro capítulos restantes de CSA podrían deber algo a la novela de Carmen Formoso (aunque muy difícilmente el segundo, fechado el 5 de mayo de 1994).

Repasemos algunas de las similitudes más notable entre ambas novelas que destacó la representación de Carmen Formoso:

  • En CCC leemos: < Subieron charlando por la calle de La Torre, hasta ver el mar y la playa de San Amaro: al fondo se divisaba el faro de Hércules. Pepo quedó mudo de admiración… pareció sobrecogerse ante la proximidad y la inmensidad del Océano… Recorrieron despacio la carretera que circunda la Torre, mientras ella luchaba con el enfurecido viento que se empeñaba en inflarle la falda y ponérsela de pamela para rematar su pelo revuelto> (Papg.197-198). Los querellantes estiman que este paisaje influyó en el siguiente de CSA: <En la Coruña sopla el viento en todas las esquinas, en unas más que en otras pero en todas, aquí las mujeres enseñamos las piernas en todas las esquinas, es igual en las de la bahía que en las de mar de afuera, mis piernas ya valen…> (CSA, pag.61). Sin embargo, la frase de Cela está ya en el primer borrador (A) de la novela, de su puño y letra. Ello evidencia que no procede de CCC.

 

  • En CCC, Mamita Carmen recomienda a Carmela: <Pide a Dios que no te mande todo lo que el cuerpo puede aguantar> (pag.89). En CSA, Matilde Verdú dice: <lo único que pido a Dios es que no me mande todo lo que puedo aguantar, yo soy capaz de aguantar mas que un eunuco turco...> (pag.9), y más adelante, en el capitulo tres (<Planteamiento>): <Sólo pido a Dios que no me mande todo lo que puedo aguantar sin mover un solo musculo de la cara…> (pag.105). La coincidencia es llamativa pero la primera de estas frases esta en A, y por lo tanto no creemos que pueda provenir de CCC. La segunda aparece en el lugar correspondiente de B, después de la entrega de CCC, pero al ser repetición de la primera, no parece que haya cuestión de plagio.

 

  • En CCC se lee (es una noticia de periódico): <Aparece el cadáver de una mujer en avanzado estado de descomposición flotando en las aguas del Orzan> (pag.77). Llama la atención de los representantes de Carmen Formoso que se encuentre en CSA el pasaje :<El viento supla y se vapulea contra el rompeolas del Orzan y los cantiles de la Torre de Hércules y la gente se agolpa con curiosidad porque la mar arrastra un cadáver de pantalón vaquero> (pág. 17). Sin embargo, la redacción original de ese fragmento de CSA es anterior a la entrega de CCC, ya que aparece en la primera página del borrador B, fechado el 11 de abril de 1994. Allí escribe Cela: < el viento sopla contra el rompeolas del Orzan espantando a las putas de la calle del Papagayo, que tampoco son demasiado asustadizas, Marica, Trinidad, Carmela y otras, todas capaces de plantar cara a un marinero ingles borracho […]. El viento sopla contra el rompeolas del Orzán y también contra los cantiles de la Torre de Hércules y la gente se agolpa con curiosidad porque la mar arrastra un cadáver, los ahogados navegan siempre boca abajo y eso no es la ley de la gravedad ,eso no tiene nada que ver con la ley de la gravedad>.

 

  • En CCC padece tuberculosis el marido de Carmela, el periodista Luis, que ha estado en una cárcel franquista pro republicano, se trata de una tuberculosis <que ya alcanzaba los dos pulmones> (pag.152). En CSA, el marido de Matilde Verdú ha estado en prisión, como Luis, por razones políticas, y tiene <una lesión tuberculosa en cada pulmón > (pag.14). el paralelismo es palpable y hay que señalar que la referencia en CSA a las lesiones pulmonares del marido de Matilde Verdú sólo parece como adicción en el borrador C, bastante posterior a la entrega de CCC a Planeta.

En  CCC, el médico de Luis le recomienda que respire <aires de montaña> y pase el próximo verano en Guitiriz u Órdenes, <que era a donde iban los tísicos de La Coruña> (pag.154). La familia opta por Órdenes, lugar de pinares. De allí Luis vuelve con unos kilos de más, <menos encorvado> y con color en las <hundidas mejillas> (pag.165).En CSA un psiquiatra le aconseja  a Betty Boop que pasa una larga temporada en el campo, donde debe <respirar aire puro, llevar una vida sosegada, comer mucho>, etc. (pag.118). La familia de Betty elige Visantoña, <una aldea en el camino de Santiago poco antes de llegar a Ordes> (pag.119). Betty regresa <muy repuesta, de buen color y algo más gorda> (pág. 121). El interés de Cela por Ordes y su nombre está ya en el borrador A de CSA, (‹la villa de Ordes, cuando los topónimos gallegos se pusieron en español, pasó a llamarse Ordenes porque tradujeron mal el nombre…>), pero no encuentro en A el episodio de la recuperación de Luis en dicha localidad. Este aparece en el segundo borrador (B), capitulo tres (<planteamiento>), fechado el 29 de mayo de 1994 y por ello posterior a la entrega de CCC a Planeta. Aunque el aire puro de Ordes/Órdenes tenia por lo visto fama en Galicia, la coincidencia aquí entre CSA y CCC salta a la vista.

Y hay más. En CCC, también en las cercanías de Ordenes, Carmiña se empeña en coger unas truchas con las manos, se lo prohíbe su madre, pero ella insiste :< Se metió en el agua con los zapatos puestos, disfrutando a sus anchas al intentar coger las escurridizas truchas que se le escapaban por entre los dedos> (pag.163). En CSA, Betty Boop y el camionero se paran al lado del rio Tambres, no lejos de Órdenes, donde Saturio, así se llama, < le clavó violenta e inevitablemente lo mandado> (pág. 103). Después, el rijoso camionero < se mete la mano debajo de una piedra del rio se sacan dos truchas relucientes y plateadas, saltarinas y escurridizas> (pag 104). Este episodio, que como el anterior figura en el tercer capítulo de CSA, solo se recoge en el según borrador de la novela (B), datado el 29 de mayo de 1994. Cabe la posibilidad, pues, de que hubiera influencia de CCC.

 

Creo que, con los resultados arrojadizos por este último  cotejo, estamos ante unas semejanzas tan inusuales que se justifica la sospecha del perito Izquierdo Salvador de que, entre La Cruz de San Andrés y Carmen, Carmela, Carmiña, hay <proyecciones>, <solapamientos>, <transformación> o  ‹ecos>, explíquense como se expliquen.

Y llegamos a la pregunta crucial. Mientras seguía trabajando sobre La cruz de San Andrés, iniciada a mi juicio antes de que Carmen Formoso presentase su novela a Planeta, ¿pudo haber conocido Cela esta última y añadido, bajo su influencia, algunos episodios, frases o párrafos a su propio texto? Yo estoy absolutamente convencido, en primer lugar, de que el Nobel habría sido incapaz de leer Carmen, Carmela, Carmiña, que le habría resultado tremendamente aburrida. Por ello la única hipótesis que vislumbro es que alguien del entorno de Planeta, quizás sin el conocimiento de los responsables de la editorial, hiciera llegar una copia de Carmen, Carmela, Carmiña al chalet de El Espinar.

Sabemos por el libro de Gaspar Sánchez Salas que Cela, cuando escribía Madera de boj, le encargó la preparación de resúmenes de naufragios ocurridos en la Costa de la Muerte para luego irlos <reescribiendo> él mismo e insertando en su novela. Para ayudar a la asistente en este trabajo, Cela puso a su disposición recortes de prensa, libros y demás material impreso 66. Cabe la posibilidad, pues, de que Marina Castaño u otra persona se ocupara de una tarea similar unos años antes con Carmen, Carmela, Carmiña. Cabe incluso la posibilidad de que se hiciera sin saber que se trataba de un manuscrito aspirante al Planeta.

Todo esto lo expongo con la debida cautela, nos movemos en el terreno de posibilidades lógicas, no de acusaciones ni de presunciones. Pero lo cierto es que existen tantas coincidencias entre ambas novelas que la sospecha es inevitable.

Hay varias personas que podrían ayudarnos a ver más claro en la cuestión: Marina Castaño, por supuesto; José Manuel Lara Bosch, de Planeta; Imelda Navajo, entonces directora literaria de la editorial barcelonesa; Fernando Huarte Morton, quien, en elogiosas palabras del propio Cela, sabia más de la elaboración (y ediciones) de sus libros que nadie en el mundo; y la agente literaria de Cela, Carmen Balcells. ¿Alguno de ellos estaría dispuesto a decir lo que sabe? Quizás no sea muy probable.

En el momento de revisar este capítulo para la imprenta me entero de que la Audiencia Provincial de Barcelona, en auto del 28 de enero de 2003, acaba de obligar a la juez instructora de Canal Bedia a dejar sin efecto  el archivo de la querella interpuesta por la representación de  Carmen Formoso, proseguir con la instrucción de la causa penal, acordar la ampliación de la prueba pericial –denegada repetidamente a dicha representación- y permitir en consecuencia la <comparación fragmentaria> de Carmen, Carmela, Carmiña y La Cruz de San Andres 67. Es una buena noticia para los querellantes.

Parece ser, por otro lado, que hay mas borradores de La Cruz de San Andrés de los enviados en su día al Juzgado numero 2 de Barcelona, pues, según un reportaje de El País del 18 de enero de 2002, se exhibían entonces, en la Fundación Camilo José Cela de Iria Flavia, coincidiendo con el primer aniversario de la muerte del Nobel, <639 páginas manuscritas de La Cruz de San Andrés , con 200 de notas iníciales y nueve versiones corregidas de una obra que apenas llega a las 300>68.

Cabe esperar que se procederá ahora, por vez primera, a una minuciosa confrontación de los distintos borradores de La Cruz de San Andrés -no ya solo de la versión impresa de la novela- y Carmen, Carmela, Carmiña. A mi juicio, tal cotejo, encargado a un peritaje experto, es inexcusable para la aclaración de este espinoso y grave asunto, sobre todo en vista de la dificultad de obtener testimonios personales capaces de despejar tanta incógnita. Será, desde luego, un trabajo oneroso, de modo que todo indica que la resolución de la querella de La Cruz de San Andrés tardará todavía algunos años en producirse, y eso que ya van cuatro y medio.   

 

 

 


NOTAS

 1 Heraldo de Aragón, < Letras>, 5 de mayo de 1999.

2 Díaz Formoso, <Prólogo>, pág. XX.

3 Ibíd., pág.

4 Heraldo de Aragón, 5 de mayo de 1999; García Yebra, págs. 25-28.

5 Heraldo de Aragón, 5 de mayo de 1999.

6 García Yebra, pág.55.

7 Díaz Formoso, <Prólogo>, págs. XXXVIII-LII.

8 Ibíd., págs. XXIII-XXIV.

9 Ibíd., pág. XXIV.

10 Ibíd., pág. XXV.

11 Ibíd.

12 Ibíd., págs. XXC-XXVIII.

13 Ibíd., pág. XVIII.

14 Ibíd., pág. XXIX.

15 Auto de sobreseimiento Libre y Archivo de la causa, Juzgado de Instrucción nº2 de Barcelona, 4 de diciembre de 2002 (copia amablemente facilitada por D. Jesús Díaz Formoso); El País, 15 de marzo de 2001.

16 Alfonso Ussíaa, <El plagio>, Abc, 23 de marzo de 2001.

17 Le Monde, París, 23 de marzo de 2001.

18 El Pais, 15 de marzo de 2001.

19 Abc, 16 de marzo de 2001.

20 El País, 15 de marzo de 2001.

21 Ibíd, 19 de marzo de 2001.

22 Abc, 20 de marzo de 2001.

23 El País, 19 de mayo de 2001; Abc, 19 de mayo de 2001.

24 El País, 21 de marzo de 2001.

25 Recurso de Reforma dirigido por Ivo Ranera al Juzgado de Instrucción nº2 de Barcelona, 18 de diciembre de 2002, pág. 8 (copia amablemente facilitada por D. Jesús Diaz Formoso).

26 Auto de sobreseimiento Libre y Archivo de la causa, Juzgado de Instrucción nº2 de Barcelona, 4 de diciembre de 2002(copia amablemente facilitada por D. Jesús Diaz Formoso).

27 Jorge Trías Sagnier, < Cela>, Abc, 26 de marzo de 2001.

28 El País, 4 de abril de 2001.

29 Ibíd, 21 de abril de 2001.

30 Ibíd, 26 de abril de 2001.

31 <Marina Castaño>, El Mundo Magazine, 10 de mayo de 2001.

32 El País, 17 de mayo de 2001, 19 de mayo de 2001; Abc, 17 de mayo de 2001.

33 Umbral, Cela: un cadáver exquisito, paga. 144.

34 El País, 19 de mayo de 2001; Abc, 19 de mayo de 2001.

35 La Voz de Galicia, 3 de junio de 2002; García Yebra, pág. 36,57.

36 El País, 12 de junio de 2001.

37 García Yebra, pág.58.

38 <Providencia Magistrada-Juez Dª Eugenia Canal Bedia>, Barcelona, Juzgado de Instrucción 2, 25 de junio de 2001 (copia amablemente facilitada al autor por  D. Jesús Díaz Formoso).

39 El País, 19 de octubre de 2001.

40 El asesinato del perdedor, pág. 25.

41 El País, 25 de octubre de 2001, pág.44.

42 Copia del informe amablemente facilitado al autor por D. Jesús Díaz Formoso.

43 Recurso de Reforma dirigido por Ivo Ranera al Juzgado de Instrucción nº2 de Barcelona, 18 de diciembre de 2002, pág.8 (copia amablemente facilitada por D. Jesús Díaz Formoso).

44 <Un informe rechaza la acusación de plagio contra el Nobel>, El Mundo, 8 de febrero de 2002.

45 El País, 20 de febrero de 2002; Ideal, Granada, 2 de abril de 2002.

46 <Providencia magistrada-juez Dª Eugenia Canal bedia>, Juzgado de instrucción nº2 de Barcelona, 7 de febrero de 2002 (copia amablemente facilitada al autor por D. Jesús Díaz Formoso); Recurso de Queja dirigido por Ivo Ranera a la Sección Décima de la Audiencia Provincial de Barcelona, 27 de marzo de 2002, Sección Décima de la Audiencia Provincial de Barcelona, 27 de marzo de 2002, págs.1-2,4 (copia amablemente facilitada al autor por D. Jesús Díaz Formoso).

47 Recurso de Queja dirigido por Ivo Ranera a la Sección Décima de la Audiencia Provincial de Barcelona, 27 de marzo de 2002, págs.1-2,4 (copia amablemente facilitada al autor por D. Jesús Díaz Formoso).

48 Ibíd.; Juzgado de Instrucción nº2, Barcelona, Auto, 13 de marzo de 2002 (copia amablemente proporcionada al autor por D. Jesús Díaz Formoso).

49 Ibíd., pág.5.

50 Ibíd., págs. 5-6.

51 Audiencia Provincial de Barcelona, Sección Décima, Auto, 27 de junio de 2002 (copia amablemente facilitada al autor por D. Jesús Díaz Formoso).

52 Copia del informe de Luis Izquierdo Salvador amablemente facilitada al autor por D. Jesús Díaz Formoso.

53 Comunicación al autor de D. Jesús Díaz Formoso, 4 de noviembre de 2002.

54 Ibíd.

55 Sendas copias del Acta de Ratificación Pericial, Barcelona, 28 de octubre de 2002, y del pliego de preguntas de los querellantes de la misma fecha, amablemente comunicadas al autor por D. Jesús Díaz Formoso.

56 Copia del Recurso de Reforma remitida amablemente por D. Jesús Díaz Formoso.

57 Ibíd.

58 J.R.M. [Jesús Ruiz Mantilla], <Marina Castaño elude los asuntos polémicos>, El País, 18 de enero de 2003, pág. 28.

59 <Al Juzgado de Instrucción nº2 de Barcelona. Recurso de Reforma Interpuesto por D.Ivo Ranera Cahís, 18 de diciembre de 2002> (copia amablemente facilitada por D. Jesús Díaz Formoso).

60 Entrevista con D. Gaspar Sánchez Salas, Jaén, 8 de febrero de 2003.

61 Testimonio de D. Gaspar Sánchez Salas, presente en el acto del Casino de Madrid. Conversación con el autor, Campillo del Río (Jaén), 16 de febrero de 2003.

62 Sánchez Salas, pág. 100; conversación con D. Gaspar Sánchez Salas, Campillo del Rio (Jaén), 16 de febrero de 2003.

63 Conversación telefónica con don Fernando Huarte Morton, 24 de marzo de 2003.

64 La Cruz de San Andrés, pag.70.

65 Conversación con D. Gaspar Sánchez Salas, Campillo del Rio (Jaén), 16 de febrero de 2003.

66 Sánchez Salas, pag.100; conversación con el mismo, Campillo del Rio (Jaén), 16 de febrero de 2002.

67 Auto de la Audiencia Provincial de Barcelona, 28 de enero de 2003 (copia amablemente facilitada por D. Jesús Díaz Formoso.)

68 Jesús Ruiz Mantilla, <Iria Flavia recuerda a Camilo José Cela con un recorrido por su proceso creativo>, El País, 18 de enero de 2003, pág.28.

 

 

 

 

 

2 Comments

  1. La pregunta que hay que hacerse es porque un escritor que se ha ganado el premio Nobel de Literatura 5 años después concursa para un simple premio de editorial planeta? Yo escribo y cuando uno concursa es para darse a conocer, se supone que escritores reconocidos con premio Nobel no concursan en simples concursos de editoriales. Allí la respuesta. El plagio a Carmen Formoso fue fraguado por la editorial Planeta y metieron a José Cela para garantizar la venta del libro. Yo creo que la esposa de Jose Cela esta metida de lleno en el plagio.

    • Muchas gracias por tu comentario.

      En mi opinión, la clave fue la fallecida- Agente Literaria Carmen Balcells.

      Tengo pendiente de publicar lo sucedido después de que hubiese ganado el recurso de Amparo Constitucional, y obligado a abrir Juicio oral contra el hoy también fallecido José Manuel Lara Bosch. Estamos buscando tiempo para publicarlo -es muy extenso-, y pronto lo haremos.

      El caso es que el Juicio no llegó a celebrarse, pues al fallecer los dos imputados (Cela y Lara) no había otra opción (los muertos no responden penalmente). El retraso -Dilación Indebida- que les dio la impunidad … FUÉ DE 20 AÑOS!

      Lo contaremos pronto.

      Saludos!!
      Y gracias de nuevo por tu interés.

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