Arqueología Jurídica: de los Reyes de UR al Código de Hamurabi, por Araceli Rego

EL CODIGO DE HAMURABI…ESTRUCTURA Y LEYES

ESTANDARTE REAL DE UR 

JUEGO REAL DE UR 

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LAS TUMBAS REALES DE UR

Por Araceli Rego

 

El año 1923, una expedición anglo-americana dirigida por sir Charles Leonard Woolley se puso en marcha hacia Tell-al-Muqayyar (montículo de brea) nombre que los habitantes locales dan a las ruinas de Ur. Este inglés, de cuarenta y tres años de edad, tiene una reconocida y gran experiencia arqueológica, adquirida por tierras de Egipto, Nubia y Mesopotamia. Si embargo, para este hombre , el Tell-al-Muqayyar iba a constituir la gran oportunidad de sus vida. Hasta 1928 Woolley realizó laboriosas excavaciones, de las que consiguió hallazgos verdaderamente asombrosos e impresionantes. Casas, talleres y templos sumerios quedaron al descubierto después de miles de años de permanecer sepultados. Woolley acababa de despertar de su sueño milenario a la legendaria «Ur de Caldea».

Hasta la fecha en ninguna otra ciudad del País de los Dos Ríos han salido a la luz edificios particulares tan hermosos y confortables. Sus moradores debieron de vivir con gran comodidad en aquellas casas tan espaciosas y ricas. Ello daba a entender que Ur de Caldea, a principio del segundo milenio a.C., era una poderosa capital, bien organizada, lujosa y llena de magnificencia. Sin embargo, fueron las «tumbas reales», que contenían ricos tesoros, valiosos objetos y testimonios, el hallazgo más sorprendente de Woolley donde un día se asentara la ciudad de Ur. Tales cámaras sepulcrales de piedra parecían verdaderas cámaras de un tesoro, pues estaban repletaS de todo lo de valor que en otro tiempo poseía Ur: objetos de oro, plata, bronce; mosaicos de madrépora y obras de lapislázuli; arpas y liras; yelmos y peines de oro…

 

 
Como ya comenté el  arqueólogo inglés Charles Leonard Woolley  ha pasado a la historia de la arqueología como uno de los investigadores más importantes gracias al descubrimiento y excavación de la tumbas reales de Ur (hoy Tell Muqqayar). Como dijo C. W. Ceram, se trataba del descubrimiento más interesante y, al mismo tiempo el más espeluznante.
 
En otoño de 1922 descubrió el cementerio real aunque la excavación propiamente dicha no llegó hasta el año 1926. Sin embargo, el hallazgo más aterrador se logró en la temporada 1928-1929 cuando, teniendo solamente a su esposa como colaboradora científica y 140 trabajadores, Wooley descubrió 450 tumbas, entre ellas las de los reyes de Ur y la fosa PG 1237, que por su contenido no dudaron en bautizar «de la muerte». Todos los sepulcros pertenecían a la época clásica de la civilización sumeria, hacia el 2500 a. de C.
 
Allí descubrió los restos de 74 esqueletos femeninos, al parecer damas de la corte que se habían enterrado frente a la tumba del rey. Entre el impresionante ajuar se hallaron numerosos instrumentos musicales de oro y plata y, junto a la esquina suroeste el famosísimo carnero rampante de oro, irónicamente apoyado sobre el árbol de la vida y que se conserva en el Museo Británico de Londres. Los cadáveres aparecieron con los brazos doblados, llevándose las manos a la boca. Y además, junto a cada uno de los cuerpos, ricamente engalanados, se descubrió una copa.
 
El propio Wooley pudo reconstruir la macabra ceremonia siguiendo los restos allí descubiertos. «He aquí que se percibe el rumor de un procesión que se acerca por el pasillo (comenta el arqueólogo). Luego vienen los carros con los animales de tiro, bueyes o asnos, aurigas, que los hacen bajar o los empujan hacia abajo. Cada hombre y cada mujer lleva una pequeña copa; lo único que necesitaban para la horrible ceremonia. Los músicos tocaban. Luego cada cual apuró su copa,en medio de la fosa de la muerte se hallaba un gran recipiente del que todos podían tomar bebida (opio o quizás hachís), y después se acostaron en espera de la muerte»
 
 
Las necrópolis real de Ur,está situada al sur-este del gran Zigurat de Ur y consta de unas 1850 tumbas que fueron utilizadas en el periodo comprendido entre el 2650 y el 2050 a.C. las cuales acabaron squeadas cuando los elamitas entraron tras la conquista de Ur y que a la postre acabaría con la cultura Neosumeria.
 
Tras el descubrimiento de las tumbas,no comenzaron de inmediato las excavaciones debido a la falta de preparación del grupo de trabajo teniéndo que retrasarlas hasta 1926, de las 1850 tumbas, 16 destacan por la calidad y riqueza de los objetos encontrados en ellas y aunque muchas de ellas fueron expoliadas dos permanecieron intactas, existiendo la creencia que pertenecieron a reyes sumerios, siendo los mas importantes en cuanto a la riqueza de su ajuar los de la I Dinastía de Ur y destacando reyes como Meskalamdug, Mesanepada, Shulgi y Amar-Sin y a miembros de la familia real como, Puabi y Abargi.
 
 
 
 
Estos individuos fueron enterrados en ataúdes de madera, mimbre o arcilla o simplemente fueron envueltos en una estera, junto a ellos apareció su ajuar funerario constituido por piezas de gran valor fabricadas en oro, plata, lapislázuli, madera o conchas a la par que objetos de exquisita orfeberia e incalculable valor.
 
También cabe destacar que en una de ellas, en la cámara de la «Princesa» Puabi, aparecieron hasta 70 sacrificios humanos.
 
Veamos los objetos mas representativos encontrados en las tumbas:
«El Carnero en la espesura», reconstruido por Woolley son en realidad dos estatuas de un carnero apoyado sobre un árbol, que datan de mediados del III milenio, estas estatuas están hechas de oro, plata, concha, lapislázuli y piedra coloreada y las podemos encontrar en el University of Pennsylvania Museum y en el British Museum.
 
 
Carnero encaramado al Árbol de la Vida (Período dinástico arcaico). Oro, nácar



«La gran Arpa de la tumba Real» hecha de oro, plata, lapislázuli, concha, betún y madera

 
 
Panel frontal de la «Gran Arpa de la Tumba Real»
 
 
 
 «Gran vasija en forma de huevo de avestruz» hecha de oro, lapislázuli, piedra caliza roja, concha y betún.
 
 
 «Cabeza de plata de León» hecha de plata, lapislázuli y concha.
 

«Cilindro sello» de lapislázuli.
 «El tocado de Puabi» hecho de oro, lapislázuli y coralina e incluye peine, anillos, coronas, cintas de pelo y pendientes.

 

«Abalorio y joyeria de Puabi», hecho de oro, lapislázuli, cornalina y piedras varias e incluye alfileres, cadenas de bolas, amuleto, gargantilla, capa, liga, cinturón, anillos y brazalete.

 
 «Gran vaso» hecho de oro.
 
 
«Recipiente para vertir» son unas conchas y solían rellenarse de maquillajes, etc.


 «Recipiente de cosméticos», otra concha, estos recipientes que solían utilizarse tanto por hombres como por mujeres.

 
 «Jarrón» hecho de calcita blanca.
 
 
«Jarrón oval con agarraderas» hecho de calcita verde translúcida.
 
 
«Cabezas de lanza» hechas de plata la de la izquierda y de electrum, una aleación de oro y plata la de la derecha.
 
 
«Daga» hecha de oro y restaurada con madera.
 

«El estandarte de Ur» hecho de conchas, cornalina, lapislázuli y betún el cual merece un tratamiento aparte…

 

 
«Casco de Meskalamdug» echo de oro
 

Meskalamdug no aparece en la lista real, pero debido a la riqueza de su ajuar y al descubrimiento de un cilindro-sello que le da la distinción de lugal (soberano), hace que haya una gran controversia en torno a este personaje, llegándose a creer que incluso pudo ser el padre de Mesannepada y fundador de esa dinastía de Ur.

 
Meskalamdug fue encontrado en un ataúd de madera acompañado por una daga y un magnífico casco de oro. La gran cantidad de armas que se encontraron en su tumba relaciona a este personaje con una vida dedicada a la guerra.
 
El descubrimiento de éstas tumbas llevó a los historiadores y arqueólogos a cambiar un poco su punto de vista con respecto a Sumer, ya que hasta ese momento se ignoraba el grado de sofistificación y complejidad que podían alcanzar estos rituales funerarios o del carácter sanguinario que estos podían alcanzar con los sacrificios humanos y de animales.

 

 

Quizás todo ello si sirvió a unos pocos para buscar ciertas similitudes entre la preparación a la  muerte sumeria con la egipcia, aunque lamentablemente muy poco nos ha llegado de los rituales sumerios para aventurarse en tan gran empresa…
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EL CÓDIGO DE HAMURABI…ESTRUCTURA Y LEYES *

Por Araceli Rego

 

Con este nombre se designa a una estela de diorita negra hallada en Susa, entre diciembre de 1901 y enero de 1902, durante unas excavaciones dirigidas por el francés J. de Morgan. Tal estela contiene una de las copias de las leyes que el rey de la primera dinastía de Babilonia, Hammurabi (1793-1750 a.C.), ordenó compilar con vistas a la unidad jurídica de su Imperio. La misma, atesorada hoy en el Museo del Louvre (París), tiene una altura de 2,25 m y presenta en su parte superior un bajorrelieve en el que se figuran al dios Shamash, titular de la Justicia, que aparece sentado, y al propio rey Hammurabi, de pie, en actitud de escuchar las palabras (entiéndase las leyes) que le dirige el dios.

 

 

La parte más interesante de la estela la constituye su texto, grabado en correctos y claros caracteres cuneiformes que transliteran lengua acadia. Comprende 52 columnas de texto, divididas en casillas que totalizan 3.600 líneas, escritas de derecha a izquierda y de arriba abajo (se leen verticalmente). De las columnas, 24 se hallan delante (anverso) y 28 detrás (reverso). Debido a una serie de vicisitudes históricas (la estela fue transportada desde su lugar originario, probablemente Babilonia, a Susa como botín de guerra), faltan siete columnas de su parte frontal, que en parte han sido reconstruidas gracias a otras copias de tal estela que han podido recuperarse. Ello ha posibilitado conocer un total de 282 artículos, aunque en el original debieron de existir algunos más.

El relieve que corona la estela ocupa un campo rectangular de 0,65 m de alto y 0,60 m de ancho. Presenta una escena de introito, similar a otras de tipo sumerio. Shamash y Hammurabi son representados con ropajes babilónicos y con los atributos específicos de cada uno de ellos. Ambas figuras se hallan muy bien esculpidas, con un naturalismo expresionista muy destacado.
 
Dado que no se ha podido fijar con exactitud la fecha de redacción del las leyes de Hammurabi, ni la de su promulgación y fijación en las correspondientes estelas (este ejemplar de París no fue el único que las recogió) es muy difícil datar la fecha de tal Código. En la actualidad, y a través de un examen interno del contenido del texto, se sostiene que su fecha debe fijarse en el año 40 del reinado de Hammurabi, año en que engrandeció o restauró el templo Emeslam de la ciudad de Kutha, acontecimiento que la estela recoge como el hecho más tardío de su reinado y que está fechado en ese año.
 
 
 
 
El Código de Hammurabi se estructura en tres partes (prólogo, cuerpo legal y epílogo), de acuerdo con las legislaciones anteriores sumerias y acadias, de la que es deudor en muy buena parte.
 
 
 
 
La estela se inicia con un magnífico Prólogo que, redactado en primera persona, resalta el hecho de que los dioses Anum y Enlil le hubiesen concedido a Hammurabi el poder establecer la justicia en su país. A continuación se recogen los altos hechos del rey, así como los alcances efectivos de su labor legislativa. Además, se incluye todo sucurriculum militar y se detalla la serie de ciudades conquistadas, así como los beneficios dispensados a las mismas. El legislador no olvida consignar sus obras pías efectuadas a un total de diecisiete dioses. Asimismo, las altas cualidades del rey quedan convenientemente señaladas.
 
 
 
La segunda parte del Código la forma el cuerpo legal, con 282 normas jurídicas propias del derecho civil en líneas generales y que regulaban diferentes materias. El código no agota el ámbito de dicho derecho, por lo que en muchos casos se hubo de recurrir a la jurisprudencia de la época para suplir las normas que Hammurabi no había incluido.
 
El cuerpo de leyes, denominadas en el original «leyes justas» o «juicios de equidad» (dinat misharim), no está articulado orgánicamente, sino que, basándose en unas prótasis condicionales (introducidas por la partícula conjuntiva acadia shumma) que plantean un hipotético hecho punible, se dan soluciones legales para hacerles frente. Este formulismo está tomado de los sumerios, quienes en sus textos jurídicos utilizaron la proposición condicional para introducir supuestos legales. El contenido jurídico puede desglosarse en doce grandes apartados, cuya estructura y contenido de materias puede resumirse como sigue:
 
1. Delitos de brujería: Art. 1. Maleficios injustos que causan la muerte. Art. 2. Maleficios injustos sin causar la muerte.
2. Delitos de orden judicial: Art. 3. Falso testimonio en un proceso, concerniente a la vida. Art. 4. Falso testimonio concerniente a los bienes materiales. Art. 5. Alteración de sentencia definitiva.
3. Delitos en relación con la propiedad: Arts. 6-25. Atentados contra la propiedad privada. Arts. 26-41. De los funcionarios y sus bienes. Arts. 42-65 y 253-260. De la agricultura. Arts. 71-78. De las casas. Arts. 89-96. Del préstamo con interés. Arts. 98-99. De las sociedades. Arts. 100-107. Contratos de comisión. Arts. 108-111. Tabernas. Art. 112. Del portador infiel. Arts. 113-116. Del acreedor. Arts. 117-119. Entrega por apremio de deudas. Arts. 120-126. Depósitos.
4. De la familia: Arts. 127-177. Sobre los esposos. Arts. 178-195. Sobre los hijos. Arts. 194-195. Castigos.
5. Penas para daños ocasionados por golpes: Arts. 196-199. Ojo reventado o roto. Arts. 200-201. Dientes rotos. Arts. 202-205. Golpes en la cabeza. Arts. 206-208. Heridas o muerte involuntariamente en una riña. Arts. 209-214. Aborto y muerte causados por golpes.
6. Honorarios y penalizaciones profesionales: Arts. 215-223. Médico. Arts. 224-225. Veterinario. Arts. 226-227. Barbero. Arts. 228-233. Albañil. Arts. 234-240. Barquero.
7. Sobre bueyes tomados en garantía o alquilados: Art. 241. Buey tomado indebidamente en garantía. Arts. 242-249. Del alquiler de los bueyes.
8. Buey que causa la muerte a una persona: Art. 250. No imputable al dueño del buey. Arts. 251-252. Imputable al dueño.
9. Trabajadores agrícolas: Arts. 253-256. Penas para delitos cometidos por trabajadores agrícolas. Arts. 257-258. Jornales. Arts. 259-260. Castigos por robo de utensilios agrícolas.
10. De los pastores. Art. 261. Salario anual. Arts. 262-267. Responsabilidades.
11. Tarifas de jornales y alquileres varios: Arts. 268-270. Animales para trillar. Arts. 271-272. Carros. Art. 273. Jornalero. Art. 274. Artesanos diversos. Arts. 275-277. Barcos.
12. De los esclavos: Arts. 278-281. Art. 282. Esclavo que reniega de su dueño.
 
 
 
 
La tercera parte del Código la forma un epílogo que, redactado muy literariamente, viene a ser el resumen y la justificación de lo expuesto en el Prólogo. Asimismo, el rey exhorta a quien se halle en un pleito a que acuda a la estela con sus leyes a fin de que, con su consulta, solucione su asunto. El epílogo se complementa con una larga serie de exhortaciones para que se cumplan obligatoriamente las indicadas leyes. Hammurabi, que se autocalifica aquí como «Rey de justicia», pide a Shamash que bendiga al sucesor que respete sus leyes y lanza una larga imprecación, que dirige a doce de las principales divinidades mesopotámicas, para que castiguen a todo el que desprecie el Código. Finaliza con una petición al dios Enlil de que los castigos por el desprecio a sus leyes se ejecuten prontamente.
 
 
 
El Código de Hammurabi, que influyó en otras legislaciones posteriores, muy especialmente en el Derecho israelita, sin adentrarse en definir conceptos jurídicos, sí tuvo en cuenta determinadas relaciones económicas y jurídicas, conectadas con el derecho patrimonial, familiar, penal y administrativo, sin olvidar el civil. Uno de los aspectos más llamativos es que el Código no se legisló igual para todos, habida cuenta de la especial configuración de las clases sociales babilónicas. De acuerdo con el propio Código, la población se hallaba dividida en tres categorías sociales: awilu o libres,mushkenu o semilibres y wardu o esclavos. En el supuesto de un delito, la pena o castigo a cumplir dependía de cuál fuera la clase social del delincuente. Entre la primera clase social, esto es, entre los «señores» o libres se aplicaba la llamada Ley del Talión(véase Talión), enunciada popularmente como «ojo por ojo y diente por diente». He aquí un ejemplo tomado del propio Código:
 
Art. 196. Si un hombre libre ha reventado el ojo de (otro) hombre libre, se le reventará su ojo.Art. 197. Si un hombre libre ha roto el hueso de (otro) hombre libre, se le romperá su hueso.Art. 198. Si ha reventado el ojo de un semilibre o ha roto el hueso de un subalterno, pesará una mina de plata.Art. 199. Si ha reventado el ojo del esclavo de un particular o ha roto el hueso del esclavo de un particular, pesará la mitad de su precio.Art. 200. Si un hombre libre ha desprendido (de un golpe) un diente de un señor de su mismo rango, se le desprenderá (de un golpe) uno de sus dientes.Art. 201. Si ha desprendido (de un golpe) el diente de un subalterno, pesará un tercio de mina de plata.
 
 
 
 
Dado que Hammurabi proclamó en su Código el principio de la competencia penal del Estado, el procedimiento y la impartición del mismo pasó a la esfera del poder político y el estamento sacerdotal quedó eximido de la tarea de impartir justicia, como había sido usual hasta entonces.
 
Aunque todavía son evidentes las prácticas de la venganza de sangre, esto es, el derecho que asistía al individuo de castigar por su cuenta al ofensor (Ley del Talión), el Código tendía a sustituir aquel procedimiento por otro tipo de castigos (corporales, composición económica, multas y gemonía). Sin embargo, casi cuarenta tipos de delitos eran castigados con la pena de muerte.
 
Los tribunales civiles hammurabianos estaban presididos por el alcalde local y formados por un número variable de jueces (entre cuatro y ocho) y funcionarios secundarios. Se ignora si estos jueces recibían o no una remuneración por su trabajo. En el juicio o proceso las partes litigantes se encargaban de su propia defensa, pues todavía no se conocía la figura del abogado. Cada uno de los litigantes debía aportar durante el proceso sus pruebas y testigos, exponiendo primero el demandante y luego el demandado sus acusaciones y alegatos. Tras ellos, los jueces dictaban sentencia, que era fijada por escrito y firmada para garantizar el proceso. En caso de que una de las partes no estuviera de acuerdo, ésta podía apelar a un tribunal superior (los «jueces del Rey») que radicaba en Babilonia y, si aún no quedaban conformes, podían incluso elevar recurso al propio Rey.
 
 

 
No se sabe con certeza si el Código de Hammurabi llegó o no a ser aplicado en Babilonia, dado que fue legislado al final de la vida del rey. Tampoco se sabe si pudo aplicarse después de su reinado por sus sucesores, puesto que la variedad de derechos locales del imperio babilónico harían muy difícil su aplicación practica. Tampoco se sabe la importancia que en su tiempo se atribuyó al Código y resta el hecho remarcable y extraño de que ninguna ley hammurabiana fuese citada en los millares de documentos jurídicos posteriores. Hay incluso autores que opinan que el Código de Hammurabi pasaría muy pronto a ser considerado simplemente como un texto escolar, dada su coherencia gramatical y la calidad literaria de su prólogo y epílogo. Incluso otros especialistas sostienen que con la severidad y crueldad de algunas de las normas hammurabianas se había buscado únicamente atemorizar a la población para así conseguir una «inhibición psíquica» ante los actos delictivos.
 
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ESTANDARTE REAL DE UR *

Por Araceli Rego 

 
El arte mesopotámico es el reflejo de una de las mayores culturas de la antigüedad, en el valle fluvial formado por los ríos Tigris y Éufrates surgió una serie de pueblos que nos han legado algunas de las obras más destacadas del mundo antiguo, piezas indispensables para conocer la historia pasada y la organización social y cultural de aquellos pueblos. En este sentido el Estandarte de Ur, la obra que aquí analizamos, es una de esas piezas que nos ayuda a comprender la vida de los conocidos antiguos pueblos mesopotámicos.
 
El estandarte de Ur es una de las piezas más llamativas de las artes figurativas mesopotámicas. La pieza fue  encontrada en las Tumbas Reales de Ur, junto con otros objetos muy valiosos . Se data en torno al año 2.600 a. C. Artísticamente su calidad es extraordinaria y desde el punto de vista temático también es excepcional, ya que sus imágenes nos permiten acercarnos a la cotidianeidad de la sociedad sumeria: entre la paz y la guerra.
 

El estandarte se trata de una pequeña caja de madera con forma trapezoidal (parece una pirámide truncada) con una medidas de poco más de veinte centímetros de altura y cincuenta de anchura. La caja era de madera pero fue decorada con la técnica de la taracea a través de la cual pudieron incorporar a la madera conchas, coralina o incluso lapislázuli con una amplia capa de betún.

Las primeras investigaciones al respecto de la pieza hicieron pensar que ésta debía de ser una parte de un estandarte que se colocaría sobre un mástil sin embargo investigaciones más recientes parecen apuntar a que la obra debía de tratarse de una especie de caja para albergar algún instrumento musical, tal vez un arpa.

Lo que ha llegado a nuestros días es una reconstrucción ya que este se encontró en un estado bastante dañado debido a el paso de los siglos y el peso de la tierra. Se cree que fue una caja de resonancia de algún instrumento.

El estandarte compuesto por dos caras llamadas de la «paz» y de la «guerra», viene a mostrarnos la representación de un banquete en la primera cara y la representación de una batalla en la segunda, dentro de estas representaciones podemos observar aspectos cotidianos de la vida sumeria, como es la música, la cual viene representada por el dibujo de hombres tocando un arpa, el transporte, pudiendo observar a carros de cuatro ruedas tirados por onagros, y la forma de vestir tanto en el sentido de una celebración como de una guerra.

 
 
En el panel de la paz se muestra una procesión de ofrendas en la que animales y productos agrícolas (cargados por sirvientes) son llevados a un banquete, cuya escena se recoge en el registro superior. Los personajes que asisten a la comida (uno de ellos, cuyo mayor tamaño lo identifica, es el propio rey) están sentados, mientras son atendidos por otros sirvientes. Un arpista ameniza la reunión.Se puede onsiderar como una  celebración de la victoria en la que los porteadores cargan con el botín capturado, diversos objetos y ganado. En la franja superior el rey celebra un banquete con música junto con sus nobles. 

 
 
Por el contrario, el denominado panel de la guerra nos muestra una escena militar. Podemos apreciar carros de combate tirados por cuatro asnos, soldados de infantería cubiertos con capas y armados con lanzas, así como varios prisioneros. Algunos de éstos están siendo ejecutados con hachas, mientras otros son pisoteados por los carros. En el centro del registro superior, el rey, portando una lanza, preside la cruenta escena.
Suceden escenas dramáticas como el de los cuerpos pisoteados por los caballos. Los derrotados son llevados ante el Rey vencedor. Este es un tema habitual de las estelas (Estela de los Buitres), que servían para ilustrar los combates que tenían lugar entre las ciudades de Sumer. Las diferencias entre ellas se resolvían con la guerra durante generaciones. El motivo más frecuente para estos enfrentamientos eran los límites fronterizos.
Las escenas representadas tienen un fuerte carácter geométrico y están lejos de resultar naturalistas sin embargo, las figuras que encontramos se disponen con gran movimiento a pesar de que todas ellas han sido representadas de perfil.
 
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JUEGO REAL DE UR *

 
 
 
 
El Juego Real de Ur, que data del 2600 a.C. y que podemos encontrar en el British Museum de Londres; este juego de tablero fabricado con una calidad exquisita decorado con conchas talladas, lapislázuli y piedra caliza fue encontrado en las tumbas reales de la ciudad de Ur por Sir Leonard Wooley.
 
Es uno de los juegos más antiguos de la humanidad que se conocen hoy en día. En su día era un juego muy popular en Sumeria. El Juego Real de Ur más conocido es el que se encuentra en el Museo Británico. Este juego se encuentra en la sala 56, Mesopotamia. El tablero está hecho de madera y se conservan bastante bien las casillas y el colorido inicial.  Las dimensiones del juego son 30 cm de largo, 11 cm de ancho y 2,4 cm de espesor. Como se puede ver, era un juego manejable, lo que posiblemente popularizaría su extensión. Acompañando a este juego se encuentran las 14 fichas.
 
 
                                             Ruinas de la ciudad de Ur. al fondo se observa el zigurat. Iraq. 2006.
 
La ciudad de Ur fue una importante ciudad-estado situada en el Sur de Mesopotamia y que formaba parte de Sumeria. Sus ruinas se encuentran a 24 km al Suroeste de la ciudad iraquí de Nasiriya. Las ruinas de la ciudad eran llamadas por los habitantes locales Tell al-Muqayar. Como en otras ruinas de antiguas ciudades del Creciente Fértil, el primer término Tell significa montículo. En muchos casos estos montículos entierran debajo restos de ciudades o asentamientos prehistóricos o de la antigüedad.
 
Los primeros restos de Ur pertenecen al periodo de El Obeid (que ya se comentó de forma breve en la entrada El Proceso de neotilización en Próximo Oriente de La Crisis de La Historia). En este periodo de El Obeid se produjeron los primeros asentamientos urbanos en la zona, lo que hace de Ur una de las ciudades más antiguas de Sumeria. 
 
 
 
Tablilla en escritura cuneiforme del año 177 a.C. donde se explican las reglas del Juego Real de Ur. Museo Británico.
 
 
El Juego era para dos jugadores. Era del tipo “de carreras”, similar a los actuales parchís o backgammon. El juego se compone de un tablero de madera en las cuales hay 20 casillas. Normalmente existen dos piezas de doce y seis casillas respectivamente, unidas por un puente de dos casillas. Todas las casillas están decoradas por grupos con imágenes similares. Destacan cinco casillas especiales, las cuales tienen un dibujo en forma de roseta. Estas casillas se encuentran en zonas simétricas del tablero. En la imagen del Juego Real de Ur se puede ver la disposición de estas casillas de forma fácilmente visible.
 
Adicionalmente, cada uno de los jugadores disponía de siete fichas. Un grupo de fichas era de color negro. El otro grupo de fichas era de color blanco. Estas fichas del juego solían ser pequeños discos de concha y lapislázuli, decorados o sin decorar. En el Juego Real de Ur existente en el Museo Británico las fichas están decoradas con cinco puntos. Para mover las fichas se usaban tres dados de forma piramidal. En ocasiones se usaban dados en forma de tetraedros o bastoncillos.
 
 
 
 
No se conocen las normas del juego en esta época pero se pueden deducir, por los hallazgos arqueológicos, como se jugaba el s. II a.C. En el Museo Británico se conserva una tablilla del año 177 a.C. que explica las reglas del juego y es la que se explica en el Museo Británico.
 
De forma general, cada jugador tiene cuatro fichas y 3 dados. El juego consiste en que cada ficha haga su recorrido y llegue hasta el final del tablero. Gana quien consiga sacar todas las fichas del tablero en primer lugar. Según las reglas del Museo Británico, la entrada de las fichas al tablero se realiza por el cuarto cuadro de las filas de los extremos. Un jugador entraba por la fila superior. El otro entraba por la fila inferior. El número de casillas que debe recorrer a partir de entonces viene dado por las diferentes combinaciones dadas por los dados. 
 
En el recorrido existen unas casillas que tienen un tratamiento particular, las llamadas rosetas. En principio parecen ser seguros donde una ficha no podía ser capturada pero también podrían servir para conseguir una tirada extra o para enviar a una ficha de vuelta al comienzo. El hecho es que se sitúan cada cuatro casillas, lo que sugiere que el número cuatro era especialmente importante en el juego.
 
El recorrido total es de 14 casillas, lo que hace que el juego sea relativamente rápido. Hay otras hipótesis que suponen otros recorridos o incluso que una vez llegado al final se tenga que volver al principio. Otra hipótesis supone que cada jugador comenzaba por una de las casillas marcadas con rosetas en la esquina izquierda, recorrían separados las cuatro casillas de las filas de los extremos, luego pasaban el puente y giraban en redondo, pasando por las seis casillas de la segunda pieza, para embocar de vuelta la fila central hasta llegar al extremo izquierdo, donde estaba la meta. Este recorrido hacía un total de veinte casillas.
 
 
 
 
 
 
 
 

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