LA RENTA BASICA UNIVERSAL: UNA OPA HOSTIL SOBRE NUESTROS DERECHOS FUNDAMENTALES

En relación con las diferentes propuestas habidas de implantar una renta básica universal, hemos de distinguir dos bloques de situaciones: En primer lugar, el bloque de los “Pensionistas” (jubilaciones, incapacidades por enfermedad y otras situaciones similares de merecida y especial cobertura). Aquí la Renta Básica debe estar garantizada, con nuestros IMPUESTOS (el sistema público ha sido expoliado; las Cajas Separadas son un fraude; de la Caja General sale un butrón que da a la Caja separada de las Pensiones; esto es un HECHO, lamentable, pero cierto, tan cierto como que en escaso tiempo la caja separada quedará a cero). En segundo lugar, el bloque del Paro y las Rentas Básicas en sus diferentes denominaciones. Aquí sus perceptores pueden trabajar. Y casi todos quieren hacerlo. Lo que necesitan, pues, no es una Renta Básica, sino TRABAJO REMUNERADO Y DIGNO.

 Es en este segundo bloque que se hace visible la diferencia entre el Capitalismo (nos encontramos inmersos en su versión más delictiva, el Neoliberalismo sin conciencia; los Psicópatas al poder) y el Socialismo. EL Capitalismo necesita un “Ejército de Reserva de trabajadores en paro”, subsidiados o no (subsidios que pretenden alcanzar una falsa “paz social” mediante la asignación de una limosna sujeta a arbitrariedades administrativas y, sobre todo, legislativas -así como al fraude, siempre presente en cada pliego de este sistema perverso, y que en cuanto a los perceptores de Rentas Básicas, es infinitamente menor que el fraude de los ricos y los muy ricos; que además goza de impunidad estructural). Por su parte, el SOCIALISMO exige una Planificación económica por parte de los Poderes Públicos; y sobre todo, que esa Planificación cuente con los controles que impidan que sea el germen de una nueva clase dominante “comisarial”, que ha sido el “pecado” que siempre ha destruido los logros revolucionarios; porque exige el compromiso perseverante de todos en la defensa de la Libertad frente a la casta revolucionaria. Por eso el camino al Socialismo ha de ser GRADUAL; la Revolución sólo triunfa cuando es meditada y querida por la mayoría, sin castas  (que siempre surgen de la falta de cultura de los Revolucionados, de su situación general de necesidad; de los esquemas plantados y abonados desde el Sistema que se sabe cercano a su fin; y que se sustituye a sí mismo en el supuesto extremo de la insostenibilidad de la explotación “clásica” -que es hacia dónde ahora el Sistema nos empuja por medio de “su” Movimiento inmóvil de los de las manitas al aire-).

Al margen de cualesquiera consideraciones sobre su financiación, las “Rentas Básicas” constituyen una propuesta REACCIONARIA. Tenemos Derecho al trabajo; no tenemos derecho a vivir sin trabajar. Y esto es una realidad, con independencia de benditas aspiraciones utópicas; desde luego, aún no hemos sido capaces de generar un sistema que cual paraíso nos permita disponer de todo nuestro tiempo a nuestro antojo, que de eso se trata, sin que existan desigualdades ni carencias. Para subvenir a las necesidades diarias hay que trabajar, y ello, por demás, dignifica, si ese trabajo es libremente elegido –como una vía más de lograr esa buscada e inalcanzable Felicidad-. Otra cosa es que ese trabajo deba de producirse en unas condiciones optimas desde el punto de vista tanto económico como en el resto de sus condiciones, entre las que ha de estar la legítima aspiración de que la jornada laboral sea lo más corta posible. O lo que es igual, que cese la explotación del capital sobre los asalariados.

 La cuestión es que ninguno de los que ahora proclaman como la panacea del mundo la implantación de las Rentas Básicas de forma generalizada, nos dice cuál sería el coste real de ese sistema. Y me refiero con ello a que no solo, con lo que proponen, estaríamos propiciando el beneficio empresarial, fomentando unos sueldos todavía más bajos de los actuales, que se verían complementados, dicen, por los importes de esa Renta Básica  –que va a cargo de las arcas públicas-, sino que a la postre puede significar la mercantilización absoluta de nuestros derechos inalienables y la privatización definitiva de todos los servicios públicos: pues si ya se nos concede ese mínimo vital, deberemos “apañarnos” con lo que “graciosamente” se nos dá, sin mayores otras garantías.  Y no olvidemos tampoco el favorecimiento del individualismo, de la desafección, de la “desagregación” social que supone una sociedad subvencionada hasta el punto que proponen.  

 Sin embargo, una Economía Socialista, supone una Economía planificada. PLANIFICADA por una clase política SUPERVISADA por los ciudadanos; por una Casta Política que sienta en su nuca el aliento examinador de los Ciudadanos; una clase política que no se encierre en castillos lejanos, rodeados de policías para evitar su JUSTO LINCHAMIENTO por un pueblo estafado. Planificada pues, por nosotros, los dueños del terruño y del fruto de nuestro trabajo y sudor. Esa, no necesita de la instauración de sistemas de limosna para lograr la Justicia social.

El ejemplo más claro está en los Jornaleros Andaluces: No quieren peonadas, sino trabajar la tierra que los terratenientes (a quienes se subsidia su improductividad) conservan estéril; y hacer suyo el fruto de su trabajo ofrecido a esas tierras. Y que se ven en tal situación de miseria que NECESITAN la peonada, la mínima ayuda a su supervivencia. No la quieren, pero la necesitan; por la ausencia de opciones.

 Este es el debate; el de los Grises (nada es blanco o negro); el de las IDEOLOGÍAS, que los ninis de la Nueva Política de ayer y hoy rechazan, en su visión simplista de la sociedad, tan falsa como sus proclamas vacías. Si no tienes trabajo y puedes trabajar, TIENES DERECHO A UN TRABAJO, NO A UNA POSIBILIDAD DE RECIBIR SUBSIDIOS. La CARIDAD nunca es un derecho, sólo una expectativa sin exigibilidad; la limosna no es Justicia. Este debate (o no debate, más bien) está en íntima relación con la situación (perversamente avocada a la privatización, “gracias” a los gravísimos Delitos de Corrupción que arrastramos desde … siempre; corrupción e impunidad) de nuestros Servicios Públicos; en especial de los que suponen Derechos Fundamentales Asistenciales (Educación, Sanidad, Cultura, Vivienda…). Su gratuidad ante la necesidad es lo que iguala a los ciudadanos. No son una Renta Básica, sino el reflejo de la SOLIDARIDAD; LA JUSTICIA Y LA IGUALDAD de una sociedad.

Y la pregunta es ¿Renta Social para todos en lugar de Servicios Públicos y Derechos Fundamentales Prestacionales? ¿Llevando a la mayoría a la desesperación por la pobreza general en que nos han dejado al 99%, pretenden vencernos y que aceptemos -hasta contentos- vender nuestros Derechos Humanos a cambio de una paguita mensual, que podamos elegir en qué sumidero de corrupción tirar; Colegios públicos privatizados, Hospitales Públicos Privatizados, y demás mierda neoliberal travestida de «social»? Recordemos el día en que al acostarnos el café valía veinte duros, y cuando nos levantamos, valía 166’386 pesetas? Y, este atraco general, ni siquiera se llamó inflación. El dinero vale lo que los corruptos «mercados» deciden en cada momento.

 Una vez han sumido en la miseria a millones de ciudadanos, no solo mediante el robo de sus viviendas, maquillado por la profeta sistémica de la PAH y sus Pissarellos de CEPS, UPF y JpD, principalmente (o lo que es igual, por los apóstoles del Sistema, hechos carne entre nosotros por intercesión divina de los diabólicos capos de los Medios de Incomunicación y Control Social), proceden a la Oferta Pública de Compra de Acciones; una OPA HOSTIL sobre los Derechos Humanos. ESTOS SÍ SON SEDICIOSOS. Mafiosos que nos ofrecen protección contra … sus señoritos, contra ellos mismos, representantes en la sombra del Sistema perverso, para el que todo, también la vida y el desarrollo humano, se cifra en términos económicos: SU RIQUEZA OBTENIDA CON NUESTA ESCLAVITUD; SU DOMINIO ALCANZADO GRACIAS A NUESTRA DIVISIÓN.