SUMARIO:
[1] Entrevista a Carmena:»Los jueces están acostumbrados no a proteger sino a juzgar con el principio de presunción de inocencia, que pone en duda lo que dice el testigo», por Tribuna Feminista
[2] Entrevista a Josep Maria Tamarit: «Los que ejercen violencia sobre las mujeres no tienen por qué ser unos machistas», por Lucia Landaluce
[3] «¿Por qué las feministas plantean eliminar la presunción de inocencia?» , por Esther Miguel Trula
[4] ENTREVISTA A NANCY FRASER. “No podemos dejar que el temor a la ultraderecha nos lleve al feminismo liberal”, por Marisa Kohan
[5] «Una tal» Paca Granados, la consejera del desastre judicial de Juana Rivas, por Quico Alsedo
[6] Pasión y Delito, por Manuel Cobo del Rosal, 1986
[7] UTBH – “Chismes de jueces y víctimas por defecto”
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[1] Carmena: “Los jueces están acostumbrados no a proteger sino a juzgar con el principio de presunción de inocencia, que pone en duda lo que dice el testigo”
05/10/2018
La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, ha abogado por poner en marcha una “gran encuesta parlamentaria” –con la participación de abogados, médicos y ciudadanía siguiendo la estela de la que se llevó a cabo en Francia en 2005 tras un asesinato que conmocionó a la sociedad francesa– porque la Justicia “no funciona bien” con las mujeres.
Carmena ha participado en el programa ‘En la frontera’, emitido por el canal de YouTube de Público y presentado por Juan Carlos Monedero, donde ha sido preguntada por el titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 7, Francisco Javier Martínez Derqui, que llamó a una mujer denunciante de violencia machista “bicha” e “hija de puta”. “Ha llegado el momento de una gran encuesta parlamentaria sobre la justicia y las mujeres porque las cosas no funcionan bien”, ha opinado la exjueza.
Manuela Carmena considera que la Justicia tiene una “visión distorsionada” de la violencia que sufren las mujeres. “La estructura de la Justicia no está preparada para las reivindicaciones de la cultura de las mujeres”, ha apuntado después de apoyar las declaraciones del tribunal superior vasco, que apuntaban a que no es un problema de un juez sino de la institución de la justicia.
“Los jueces están acostumbrados no a proteger sino a juzgar con el principio de presunción de inocencia, que pone en duda lo que dice el testigo”, ha señalado. La alcaldesa ha defendido la aplicación de una mirada feminista en la ciudad, que supone “una mirada hacia lo pequeño”. “Para gestionar bien lo público hay que mirar lo pequeño. La mirada de lo pequeño y de lo cotidiano es muy de la mujer”, ha argumentado.
«Los jueces no están preparados para proteger sino para juzgar con el principio de presunción de inocencia. La presunción de inocencia te obliga a poner en duda lo que dice el testigo. Son dos cosas que no se compatibilizan, no vamos bien.»
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Como quiera que no cabe pensar en que Carmena esté llamando al Parlamento a legislar CONTRA la Constitución, hemos de aceptar que, en realidad, está proponiendo una REFORMA CONSTITUCIONAL (a la que se refieren usualmente como «Proceso Constituyente» o «Segunda Transición»). Así, conforme a la ¿vigente? CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA:
TÍTULO X – De la reforma constitucional
Artículo 166
La iniciativa de reforma constitucional se ejercerá en los términos previstos en los apartados 1 y 2 del artículo 87*.
* Artículo 87
- La iniciativa legislativa corresponde al Gobierno, al Congreso y al Senado, de acuerdo con la Constitución y los Reglamentos de las Cámaras.
- Las Asambleas de las Comunidades Autónomas podrán solicitar del Gobierno la adopción de un proyecto de ley o remitir a la Mesa del Congreso una proposición de ley, delegando ante dicha Cámara un máximo de tres miembros de la Asamblea encargados de su defensa.
Artículo 168
- Cuando se propusiere la revisión total de la Constitución o una parcial que afecte al Título preliminar, al Capítulo segundo, Sección primera del Título I,o al Título II, se procederá a la aprobación del principio por mayoría de dos tercios de cada Cámara, y a la disolución inmediata de las Cortes.
- Las Cámaras elegidas deberán ratificar la decisión y proceder al estudio del nuevo texto constitucional, que deberá ser aprobado por mayoría de dos tercios de ambas Cámaras.
- Aprobada la reforma por las Cortes Generales, será sometida a referéndum para su ratificación.
TÍTULO I
CAPÍTULO II – DERECHOS Y LIBERTADES
Artículo 14
Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
SECCIÓN 1 – De los derechos fundamentales y de las libertades públicas (artículos 15 a 29)
Artículo 24
- Todas las personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los jueces y tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que, en ningún caso, pueda producirse indefensión.
- Asimismo, todos tienen derecho al Juez ordinario predeterminado por la ley, a la defensa y a la asistencia de letrado, a ser informados de la acusación formulada contra ellos, a un proceso público sin dilaciones indebidas y con todas las garantías, a utilizar los medios de prueba pertinentes para su defensa, a no declarar contra sí mismos, a no confesarse culpables y a la presunción de inocencia.
La ley regulará los casos en que, por razón de parentesco o de secreto profesional, no se estará obligado a declarar sobre hechos presuntamente delictivos.
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ENTREVISTA AL CATEDRÁTICO JOSEP MARIA TAMARIT
[2] «Los que ejercen violencia sobre las mujeres no tienen por qué ser unos machistas»
Por EMILIA LANDALUCE
08/03/2019
https://www.elmundo.es/papel/historias/2019/03/08/5c81488e21efa014238b45e6.html
El catedrático y experto en victimología José María Tamarit rebate algunos de los tópicos sobre la violencia doméstica y advierte de la falta de base empírica de algunas políticas de género
El populismo es la venganza de la realidad contra lo políticamente correcto. «Ésa es una muy buena frase», dice Jose María Tamarit Sumalla (Barcelona, 1961), «porque es verdad que los ciudadanos se dan cuenta de que lo políticamente correcto no es tan correcto. Por eso me perturba bastante que la extrema derecha se pueda apoyar en la difusión de los resultados de la investigación. Como se fabricaron bombas atómicas con los conocimientos generados por la física nuclear».
Dice que se confunde victimidad con feminidad.
Mucha bibliografía que como catedrático de Derecho penal y experto en victimología he estudiado pone de manifiesto que la violencia que se ejerce por los miembros de la pareja- tanto hombre y mujer- responde en muchos casos a una pauta de violencia bidireccional (es decir: entre los dos miembros de la pareja). También que cuando es violencia unidireccional, hay tanto de hombre contra mujer como de mujer contra hombre. Hay algunas diferencias entre sexos, pero las diferencias no son las que se expresan en el estereotipo social de que el hombre es necesariamente el sujeto activo de la violencia y la mujer el sujeto pasivo. Esta es una creencia de carácter machista. No siempre el hombre tiene un papel activo y la mujer un papel pasivo.
El estudio que Graña y Cuenca realizaron en Madrid sostenía que un 11,8% de las mujeres encuestadas y un 11,3% de los hombres revelaron ser víctima de violencia física.
Los resultados de los diversos estudios realizados en España y en otros países son coincidentes. Tanto mujeres como hombres relatan que en proporciones similares han sido perpetradores y víctimas.
Entonces…
Mujeres y hombres pueden ser víctimas y agresores o las dos cosas a la vez. Pero hay diferencias entre ellos y ellas. Las diferencias están en la gravedad de los efectos que son peores para las mujeres. Y pese a que pueda molestar nadie puede negar con datos en la mano que existe también violencia de mujeres contra hombres y violencia en parejas homosexuales. A partir de ahí, uno se cuestiona cuál es la base empírica de las políticas que se están aplicando a la violencia doméstica.
Ha habido 1.222.172 denuncias entre 2009 y 2017…
Los datos oficiales expresan siempre una pequeña parte del fenómeno. Está demostrado que las mujeres tienden a denunciar mucho más que los hombres. Por varias razones. La primera porque la mujer que es víctima tiende a identificarse más con ese rol, lo cual la lleva a denunciar; segundo porque probablemente ha recibido consecuencias más negativas del hecho, efectos más graves. En el caso del hombre, quizás no ha recibido una violencia tan grave pero además tiene que enfrentarse a muchas barreras de carácter social para darse a conocer como víctima. Por ejemplo, de reconocimiento por parte de los funcionarios. Es muy difícil para un hombre víctima de violencia en la pareja presentarse a un policía. Ese es uno de los motivos por el que la violencia cometida contra hombres no es denunciada en proporciones similares a la violencia ejercida contra las mujeres. Y además, todas las políticas seguidas en España están orientadas a las víctimas de violencia de género. Algo que no sucede en otros países del mundo. No existen leyes basadas en el concepto violencia de género en otros países.
¿Somos una excepción?
Total. En Europa sí.
¿Cuáles son los defectos de la LIVG?
Para mí el más grave es la existencia de los juzgados de violencia sobre la mujer. Eso no existe en ningún otro país de Europa. La existencia de estos órganos supone una vulneración del derecho a un juez imparcial, un derecho fundamental que está en la Convención Europea de Derechos Humanos. Las críticas a la inconstitucionalidad de la LIVG se han centrado en que las penas, que se prevén más graves para los hombres que pegan a sus mujeres que al revés (y eso desde algunas perspectivas podría justificarse por los efectos más graves que padecen las mujeres en comparación con los hombres). Sin embargo, lo que no tiene ninguna vía de justificación posible de acuerdo con la Constitución y con la Convención es que un episodio de violencia en el que mujer y hombre puedan haber ejercido violencia mutuamente, tenga que juzgarlo resolverlo un juez que se denomina juez de violencia sobre la mujer. Ya de entrada, en su propia denominación, le falta el requisito de la necesaria imparcialidad. Es inconstitucional.
Pero la LIVG fue declarada constitucional por el Tribunal…
Sí, pero los recursos de inconstitucionalidad pusieron el acento en la diferencia de penas, y ahí el Constitucional dio diversos argumentos. Y uno de ellos se basa en una falacia, al asumir que dado que de modo abrumadoramente predominante la violencia se ejerce por los hombres contras las mujeres, y no al revés, el legislador no incurre en inconstitucionalidad. Pero esa creencia, por mucho que la exprese un tribunal constitucional, contradice los hallazgos de la investigación empírica.
No hay estimaciones de la violencia que ejercen mujeres contra hombres.
Si utilizamos los datos del estudio al que se ha referido, un 11%, tanto de mujeres como de hombres, han sido sido víctimas de violencia física o psicológica en sus relaciones de pareja.
En ocho años las denuncias de violencia sobre mujeres son de 1,2 millones.
Es que las denuncias de violencia en relaciones íntimas son sólo la punta del iceberg…
Hay muchas más…
Como los delitos sexuales. Se denuncian menos del 10% de los delitos sexuales.
Esta ley al menos sirve para que se maten menos mujeres. En España las cifras son más bajas.
Es difícil demostrar cuáles son las causas de que haya disminuido ligeramente el número de mujeres muertas a manos de sus parejas. Uno de los problemas de que la legislación sobre Violencia de Género no esté fundamentada empíricamente es que no puede ser eficaz. Por ejemplo, muchos programas de tratamiento de hombres violentos contra sus parejas se basan en programas cognitivos que tratan de erradicar valores machistas. Claro, los que han diseñado y aplican estos programas quizás no se han parado a pensar que las razones por las que estas personas ejercen violencia contra sus mujeres no necesariamente tienen que ser de carácter machista.
¿Por qué lo hacen?
Las razones por las que una persona comete actos de violencia son en general diversas. La ciencia utiliza siempre el concepto de factores de riesgo. El machismo es un factor de riesgo, como lo es, por ejemplo, el alcohol. Pero no es la única explicación.
El haber sufrido malos tratos también influye…
Este es el principal predictor de ser víctima o perpetrador de violencia en las relaciones íntimas. Y claro, si se sigue pensando que la violencia en las relaciones de pareja es estrictamente un problema de valores machistas, no podemos abordar adecuadamente el fenómeno.
Se habla de que hay muchas denuncias falsas por parte de mujeres…
Probablemente hay algunas.
Pero usted dice que hay pocas denuncias.
Yo creo que la mayor parte de denuncias que se presentan no son falsas. Pero claro que puede haberlas. Lo que no podemos pensar es que cualquiera que diga que puede haber algunas denuncias falsas pueda ser calificado de «machista».
Si no es por machismo, ¿por qué mata un hombre?
El hombre puede matar por machismo. Y puede matar porque la violencia esté instaurada en su forma de responder a la tensión y si está viviendo en su relación de pareja una situación de estrés, puede acabar con un final trágico. La muerte puede ser la consecuencia de episodios de violencia previos que pueden haber sido unidireccionales o bidireccionales. Los estudios distinguen entre la violencia en la pareja que tiene un carácter conflictual y aquella que tiene una explicación basada en la dominación. Los casos más graves, pero que son minoría, son los calificados como terrorismo doméstico y los que terminan en muerte, pero son una ínfima minoría.
¿Terrorismo?
Es una expresión que no me gusta. Sobre la dominación hay que decir también que los estudios sobre violencia en la pareja muestran que hay diversos modelos de parejas. A veces el feminismo predominante da la impresión que está pensando estrictamente en el modelo de pareja tradicional, en el que la mujer es la que está en casa y el hombre es el que llega borracho y pega a la mujer. Bueno, pues esto quizás corresponde a un tipo de pareja, pero no es en ningún caso el único existente. Entre los distintos modelos de pareja que existen, hay casos de dominación masculina y casos de dominación femenina.
El año pasado creo que fueron 47 mujeres asesinadas. No hay una cifra similar de hombres.
No. En homicidios está claro que hay una diferencia importante. Hay hombres muertos a manos de sus parejas pero son muchos menos. Incluso en EEUU, aunque allí las diferencias son menores, quizás por el mayor acceso a las armas que iguala un poco más las posibilidades de matar entre hombres y mujeres.
¡Vaya!
Lo que hay que aceptar es que, desde una perspectiva científica, erradicar la violencia es muy difícil y, por lo tanto, a lo que debe aspirarse es a reducir los factores de riesgo y a proteger a las víctimas. Otra cuestión que muestra el error en que se basa en gran parte la política predominante de violencia de género es que en los países nórdicos, en sociedades más igualitarias, hay más violencia contra las mujeres. Por ejemplo, según una reciente encuesta europea de la FRA, el porcentaje de mujeres que han sufrido violencia en una relación de pareja a lo largo de su vida es de un 30% en Finlandia y un 28% en Suecia, más del doble que en España, con un 13%.
Allí hay mayores tasas del alcoholismo… ¿Mata más el alcohol que el machismo?
Son dos factores importantes pero los datos de los países nórdicos indican que el machismo solo es un factor.
Pero las cifras en España de asesinatos de mujeres a manos de su pareja son mucho más bajas que en otros países del mundo. Entonces, ¿tampoco puede decirse que se deba al éxito de la ley?
No, porque antes de la Ley de 2004 no eran mucho más elevadas.
¿Cómo es el patrón del maltrato de la mujer al hombre?
Quizás la mayor diferencia respecto a los hombres sea que las mujeres se comportan de modo más violento en sus relaciones de pareja que en otro tipo de relaciones sociales. Lo que nadie discute es que fuera del ámbito de la pareja y de la familia, los hombres son mucho más violentos que las mujeres, y normalmente se comportan de modo violento con otros hombres. En cambio, ¿por qué la mujer, que es mucho menos violenta que el hombre fuera de las relaciones íntimas, en el ámbito de las relaciones íntimas se comporta de modo más parecido al hombre en cuanto a la violencia? No hay respuestas definitivas.
Porque los hombres son más violentos y se suicidan más también…
Sí, pero las mujeres se deprimen más. Quizás los hombres resisten menos la depresión. Tienen menos estrategias de afrontamiento, tienen que comportarse según la expectativa de ser fuertes. Pero volviendo al tema, y ésta es sólo una teoría, me parece que los motivos por los que una mujer puede ser violenta en situaciones de pareja es porque pone sus expectativas en relaciones que luego pueden verse defraudadas, lo cual genera tensión, a la que algunas pueden responder según una pauta aprendida de violencia física o psíquica.
Las consecuencias de la violencia son más evidentes para la mujer.
Podríamos decir que las mujeres también pegan, pero los hombres pegan más fuerte y hacen más daño. Eso sería una frase que podría resumir bastante bien lo que sucede.
No hay cifras que avalen lo que dice.
Si se refiere a cifras oficiales éstas se basan en denuncias, y las mujeres denuncian mucho más que los hombres. Ya le he dicho que los hombres tienen que superar muchas más barreras. Por ejemplo, en Reino Unido han puesto en marcha un programa específico para facilitar que los hombres puedan presentar denuncias por agresiones. Se han dado cuenta de que los hombres no denuncian, incluso por agresiones sexuales.
Eso es imposible.
Eso pensaba yo hasta que vi estudios urológicos en el que se prueba que, en determinadas situaciones, y respecto a determinados hombres, una situación de estrés o de intimidación puede provocar excitación sexual. Así sucede, aunque está claro que la violencia sexual la practican más los hombres que las mujeres.
Parece un poco contradictorio que haya tantas trabas para que un hombre pueda denunciar en un sistema patriarcal…
A mí me parece lógico porque se supone que el hombre no es víctima en un sistema patriarcal, una palabra
abandonada por la propia literatura feminista.
¿Entonces la LIVG es machista por precisamente negar la condición de víctima al hombre?
Creo que hay un fondo de valores sexistas y machistas en este estereotipo. El feminismo tiene la oportunidad de reinventarse, y de buscar otro tipo de estrategias para conseguir su objetivo, que era el de la igualdad social entre hombres y mujeres. Pero esto en general solo se dice con la boca pequeña en los ambientes académicos.
Nadie lo dice en público. Quizás porque este feminismo está fuertemente subvencionado…
Así es. Pero el deber de los académicos es divulgar los resultados de la investigación e intentar que las ciencias sociales sean tomadas en serio.
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[3] Por qué el #MeToo comienza a cuestionar la presunción de inocencia en casos de violencia machista
Por Esther Miguel Trula
08/10/2018
“Es extraordinariamente dramática la violencia que están sufriendo las mujeres y esto hay que resolverlo. […] Yo creo que los jueces penales no están acostumbrados a proteger, sino a juzgar, y a juzgar concretamente con el principio de la presunción de inocencia, y eso lo primero que te dice es que hay que poner en duda la declaración del testigo de cargo. Están muriendo muchas mujeres, así que algo no va bien. Tenemos que pensar qué está fallando”.
Son palabras de la jueza Manuela Carmena en una reciente entrevista en la que Monedero le preguntaba acerca del posible machismo de los juzgados españoles, idea que ha calado entre una parte de la población a raíz de casos como el de La Manada, Juana Rivas o la última, las declaraciones del juez Francisco Javier Martínez Derqui fuera de vista sobre la denuncia interpuesta por María Sanjuan.
Las múltiples resonancias que está teniendo esta idea en todo el mundo
No es la primera vez que alguien dentro del feminismo habla del problema que para la justicia feminista supone la presunción de inocencia, pero esta idea ha ido tomando forma a partir del movimiento MeToo. Hace un mes en SModa y como repaso de las acusaciones posteriores a Weinstein, defendía que podría hacerse un replanteamiento de este principio jurídico para los casos de violencia de género, aunque no especificaba en qué términos.
El pasado 25 de septiembre fue declarada jornada negra: cuatro mujeres (dos madres, dos niñas) morían por violencia machista. Tanto la madre de las dos niñas como una de las mujeres habían denunciado y pedido protección, pero la justicia falló a la hora de estimar el riesgo. A partir de estos hechos, Wyoming argumenta: “en este contexto es necesario que toda la sociedad se conciencie. Que cualquier ataque o puesta en cuestión de su testimonio sea intolerable».
También la asociación de mujeres juristas Themis ha publicado un manifiesto propio en lo que consideran líneas a modificar de nuestra legislación para hacer más efectiva la lucha contra la violencia machista. Su primer punto, el más importante, es el de que el consentimiento sexual debe ser explícito, por lo que “quien tiene la carga de probar el consentimiento es el acusado”.
Y, tal vez, el caso más relevante hasta ahora: Carmen Calvo, la actual vicepresidenta y ministra de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad del Gobierno de España, ha declarado lo siguiente:
Su comentario se recibe a la vez que un grupo de expertos, por recomendación del Gobierno, debate el futuro del Código Penal con respecto al concepto de «abuso sexual» en vistas a reformarlo y sustituirlo por la «agresión».
Los juristas responsables (15 mujeres y 13 hombres) proponen modificaciones como rebajar la pena máxima por violación (para que sea menor que el homicidio). También se estudia incluir el consentimiento expreso de la víctima en los delitos sexuales (que sólo el sí es sí, como en el Código Penal sueco), pero por el momento no sabemos qué entrará en vigor.
Es un debate que sale también de nuestras fronteras. En Estados Unidos la columnista de Teen Vogue Emily Lindin publicaba dos tuits acerca de las denuncias a famosos de Hollywood que calentaron los ánimos tuiteros. “He aquí una opinión impopular: en realidad no me preocupa que hombres inocentes pierdan sus trabajos por falsas denuncias de agresión o abuso sexual. Lo siento si en el proceso algún hombre inocente tienen que encajar el golpe en el proceso de desmontar el patriarcado, es un precio que estoy absolutamente dispuesta a pagar”.
¿Por qué las feministas plantean eliminar la presunción de inocencia?
La base es evidente si comparamos las cifras sobre violencia que dicen sufrir las mujeres y el porcentaje de hombres condenados por estos hechos. Primero, según macroencuestas del Ministerio de Sanidad y estadísticas del Poder Judicial, sólo se denuncian un máximo del 25% de las agresiones machistas (podrían ser menos). De esas denuncias, el 60% las hacen las propias víctimas motu propio, un 30% la policía y el resto familiares o vecinos.
Bien, lo primero que llama la atención es la variabilidad, según comunidad autónoma, del sobreseimiento de las causas. En Pontevedra se archivan el 79% de las denuncias, mientras que en La Rioja sólo el 34%. Después, un 27% de las denuncias piden medidas de protección de la mujer, y de media, sólo a un tercio de las solicitantes se les garantizan esas medidas protectoras.
A demás de todo lo dicho, al final tenemos que sólo el 22% de entre todas las denuncias son condenatorias, es decir, queda probada la culpa del agresor. El 77% de las denuncias restantes por violencia machista no van a ningún sitio, y un 0.4% se prueban como denuncias falsas, lo que acarrea condenas de hasta tres años cárcel para la denunciante en falso. De ese 77% de denuncias habrá un porcentaje de denuncias falsas (Reino Unido, país más vigilante de estos delitos, estima este porcentaje de denuncias falsas en un 3%), pero en el resto de casos, según el feminismo, las víctimas no ven que se cumpla justicia. Las hay a las que estos problemas les cuestan la vida.
Es por eso que, para el feminismo, la presunción de inocencia puede poner en jaque la seguridad de las mujeres. Los casos de violencia de género, igual que ocurre en los de abuso y agresión sexual, se dan con mucha frecuencia en espacios de intimidad sin que medien testigos externos ni grabaciones lícitas que lo acrediten. Es la palabra de uno contra otro.
La no universalidad de la presunción de inocencia
El principio jurídico del “in dubio pro reo” apareció como garantía ante la persecución monopólica del Estado en contra del delincuente. Es decir, para proteger a la parte más frágil (un individuo) de un proceso penal.
Este principio tiene la base de nivelar, aunque sea en parte, la desigualdad entre dos partes. Es por eso que la presunción de inocencia se invierte en un puñado de excepciones de nuestro ordenamiento jurídico, dependiendo de quién se entienda que tiene la sartén por el mango, quién tiene más poder. A nivel civil, este principio se invierte en los casos de:
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Despido procedente (es la empresa quien debe probar el incumplimiento del trabajador).
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Supuestos derivados de la Ley Mordaza (el testimonio de los agentes es considerado prueba suficiente y es el acusado quien debe demostrar que dicho testimonio es falso).
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Competencia desleal y publicidad ilícita (las empresas deben demostrar que no engañaban a los potenciales clientes).
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Alegaciones sobre actuaciones discriminatorias (el bar debe demostrar que no discriminó al cliente por su raza u orientación sexual).
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Responsabilidad civil y seguro en la circulación de vehículos a motor(si atropellas a un peatón debes demostrar que fue él el que provocó la negligencia).
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Daños y perjuicios causados a los consumidores y usuarios (las empresas deben probar que el mal uso del aparato fue por parte del consumidor).
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Y otros tantos asuntos sobre disputas laborales, patentes, pólizas o ataques al derecho al honor o la intimidad.
Es a nivel penal donde encontramos menos excepciones, y en este caso este matiz es importante porque los delitos de violencia de género suelen ser cuestiones penales, no civiles (con lo que las penas son potencialmente más duras, razón por la que se protege de manera especial al acusado). Es el caso de los denunciados por calumnia o injuria contra funcionarios, en el que los denunciados sólo podrán librarse de la condena si pueden demostrar la verdad de los hechos denunciados (por ejemplo, que un periodista denuncie que un servidor público haya caído en prevaricación).
En el resto de los casos, suele primar la presunción de inocencia, aunque a veces se aplica esa obligatoriedad de la defensa del acusado, por ejemplo: si se sabe que alguien mató a otra persona y el autor material alega defensa propia, es él quien tiene la carga de probar que se estaba defendiendo.
Lo que hacen en otros países sobre la inocencia del acusado por violencia machista
Los casos de violencia sexual y de género también tienen otra peculiaridad. Así lo explica Susana Gisbert, fiscal en la Audiencia Provincial de Valencia:
Mientras en el caso del acusado este puede callar, en todo o en parte, o mentir, porque se le reconoce tal derecho, en el caso de la víctima, esta está sujeta a la obligación de decir verdad bajo pena de falso testimonio. Y eso hace que en derecho penal, a diferencia de lo que ocurre en los demás campos, ambos testimonios no tengan la misma naturaleza. Por tanto, cuando contamos con la declaración de la víctima no es que no haya prueba, es que ésta ya es una prueba en sí misma.
¿Qué hacer entonces con potenciales delitos que se han cometido en la intimidad, casi siempre sin otros testimonios, de los que apenas pueden quedar pruebas y en los que el acusado puede mentir para protegerse? Normalmente lo que hace nuestro sistema jurídico es proteger al acusado, pero he aquí la reivindicación feminista: ya que, por esa presunción de inocencia, un porcentaje de los delitos sexuales y, de forma más grave, en un porcentaje de ese 77% de los delitos de violencia de género que son sobreseídos, las víctimas pueden quedar desprotegidas… ¿No sería lógico que se creyese más a las víctimas? ¿No debería considerarse a las mujeres parte débil de este conflicto, como así demuestran las estadísticas que las mujeres siguen estando discriminadas en diversos aspectos de su vida?
Este planteamiento también tiene una debilidad, y es suponer que todas las víctimas de violencia sexual son mujeres. Como sabemos, y que se declare, hay en torno a un 10% de víctimas masculinas, así que para los abusos y agresiones sexuales no puede aplicarse un sujeto vulnerable exclusivamente femenino. Como explican aquí, «en la violación el bien jurídico lesionado no es la igualdad de género, sino la libertad sexual».
De ahí propuestas jurídicas como la que propuso la vicepresidenta del gobierno español, Carmen Calvo. Que sólo «sí es sí» y que el consentimiento en relaciones sexuales tenga que ser «consentimiento activo». Así ocurre ya en Reino Unido, Suecia, Bélgica. En Alemania y Francia también se han reformado recientemente sus ordenamientos jurídicos para dotar de mayor importancia al consentimiento otorgado por la víctima. Suecia, el país más estricto en su redacción, no ha invertido la causa de prueba, y son las denunciantes las que tienen que demostrar que no hubo consentimiento.
En realidad, y como denunciaban en El Diario (un medio nada sospechoso de ignorar al feminismo), los que critican la justicia española en materia de protección a la mujer por «tibias» o «insuficientes» confunden la redacción con la aplicación. Es la segunda la que falla. Por ejemplo, el mero testimonio de una víctima técnicamente ya es válido para condenar a un acusado de delitos penales, siempre que ese testimonio cumpla una serie de condiciones muy restrictivas (y es así no sólo para los casos de violencia de género, sino también para otros delitos).
Sin embargo, una sentencia del Tribunal Supremo contradice esta idea: «la declaración de la víctima ha de estar rodeada de corroboraciones periféricas de carácter objetivo obrantes en el proceso; lo que significa que el propio hecho de la existencia del delito esté apoyado en algún dato añadido a la pura manifestación subjetiva de la víctima». Desde hace una década distintos juristas y políticos llevan demandando a los jueces españoles que «presten más credibilidad a las denuncias de las maltratadas», ya que los jueces harían en ocasiones juicios de valores sobre las víctimas.
Por eso mismo son también muchas feministas las que no abogan por una eliminación de la carga de prueba, sino por una reconfiguración del sistema jurídico que haga más efectiva la toma de medidas que protejan a las víctimas. Mayor educación en conciencia de género por parte de los jueces y una mayor dotación de recursos para la protección de las víctimas.
Es lo que reclaman los juzgados de Castellón, donde hace unas semanas tuvieron que tramitar la denuncia de Iztíar. La psicóloga, que da servicio a los casos penales de los 37 municipios de la provincia, no tuvo tiempo de estudiar su caso, y por tanto la juez, al no tener un informe que acreditase gravedad, desestimó la denuncia. Si hubiesen tenido recursos para hacer una atención psicológica o alguien que se comunicase con el Centro de Atención a la Mujer 24 horas, sabrían que Iztíar había denunciado que su marido le dijo recientemente «me voy a cargar lo que más quieres”. Efectivamente así lo hizo. En algún momento entre el lunes y el martes su expareja, Ricardo, apuñaló a sus hijas de seis y tres años y después se tiró por la ventana.
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[4] ENTREVISTA A NANCY FRASER»No podemos dejar que el temor a la ultraderecha nos lleve al feminismo liberal»
En su visita a Madrid para participar en un ciclo de debates, la filósofa y feminista estadounidense, Nancy Fraser, explicó los fundamentos del movimiento feminismo del 99% y advirtió de los riesgos de caer en el feminismo liberal por miedo a combatir a la ultraderecha.
Por Marisa Kohan
22/03/2019
Nancy Fraser, filósofa política, intelectual y feminista estadounidense, es profesora de la New School for Social Research y una de las impulsoras del denominado Feminismo del 99%. Este viernes aterrizó en Madrid para participar en un ciclo de conferencias organizadas por El Grupo de Estudios Críticos, un proyecto de estudios del Centro Estudios del Museo Reina Sofía, en colaboación con Medialab. En esta entrevista con Público, Fraser desgrana las claves de este movimiento feminista, la necesidad de cambiar el modelo capitalista y los riesgos a los que nos enfrentamos en esta tarea.
¿Qué es el feminismo del 99% y cuáles son los principales ideas?
Es un intento de dar nombre y un conjunto de ideas a un nuevo activismo feminista que se está desarrollando en los últimos años y que creemos que representa una alternativa real al tipo de feminismo que ha sido el predominante, al menos en USA, Reino Unido o Francia y algunos otros países (no estoy muy segura si en España). Hasta hace muy poco en estos países el feminismo liberal ha sido la forma más dominante y se ha centrado principalmente en las preocupaciones de las mujeres de clase media alta o las mujeres del top 10%. Son ellas las que se han beneficiado de este feminismo y han encontrado su camino para prosperar en jerarquía empresarial.
Creo que este feminismo liberal ha perdido su credibilidad. Desde el punto de vista de EEUU, la derrota de Hillary Clinton en las elecciones de 2016 en favor de Donald Trump fue como una alarma para despertarse, porque las cifras indican que un 52% de mujeres blancas votaron por Trump.
Es una estadística sorprendente. Mostró que el feminismo corporativo de Clinton no era un feminismo para todas las mujeres. Ahora tenemos este nuevo tipo de activismo que es anti-austeridad, que defiende los estándares de la vida de una forma más amplia, que se interesa por los derechos de los migrantes, sobre la situación de las mujeres trabajadoras, las de color… Cuando escribimos el manifiesto para el feminismo del 99%, queríamos promover ese nuevo giro del feminismo. Lejos del liberalismo individualista y más cerca de las preocupaciones de la gran mayoría de mujeres, y también de hombres.
Nuestro manifiesto le da un nombre a este movimiento e intenta articular el pensamiento que lo puede convertir en un movimiento radical, genuinamente transformador y antisitémico.
¿Y se puede construir esto dentro de un sistema capitalista o hay que construir un nuevo sistema?
Definitivamente necesitamos un nuevo sistema de algún tipo. El actual sistema de capitalismo liberal financiero está en una crisis aguda y necesita cambios estructurales muy profundos: en nuestra relación con la naturaleza, un cambio en la relación entre producción y reproducción, entre el trabajo asalariado y la vida familiar… un cambio en sistema democrático.
Si este es un cambio que nos llevará más allá del capitalismo está todavía por ver. Tampoco sabemos si existe una forma de capitalismo que pueda responder adecuadamente a esta aguda crisis. Pero no creo que tengamos que responder a esa pregunta ahora. Mi corazonada es que necesitaremos movernos más allá del capitalismo.
Entonces ¿se va construyendo sobre la marcha y no como otras teorías políticas que marcaban un camino?
Creo que es un poco de los dos. A través de nuestras luchas vamos descubriendo cuánto puede o quiere darnos este sistema; si puede o no solucionar nuestros problemas y también descubrimos por el método de práctica y error cuáles son los cambios que necesitamos, cuáles son los que realmente queremos. Es decir, hay un proceso de ignición en el pensamiento que va sucediendo a través del activismo.
Diría que en mi vida he aprendido casi tanto del activismo como lo hice en la enseñanza universitaria formal. Este manifiesto propone algunas ideas como un boceto de lo que una alternativa puede llegar a ser, pero es más con un espíritu de intentémoslo y veamos como resulta. No es un dogma.
¿Cuáles son las principales ideas que contiene?
Una de las principales ideas es que el eje de las desigualdades de género en nuestra sociedad se debe a la separación que hace el capitalismo entre la producción de materias primas por lucro y la reproducción social o la producción de seres humanos. Es decir, La vida familiar y el sector social y la vida comunitaria.
Esa separación no existía antes del capitalismo. Todas estas actividades eran parte del mismo universo social. Cuando el capitalismo introdujo la idea de producción por beneficio en las fábricas, dividió nuestras vidas en estas dos partes y la división está organizada por género: la responsabilidad de las mujeres es trabajar en la esfera social (tanto privadamente sin recibir salario o como profesoras, enfermeras…).
El eje de las desigualdades de género en nuestra sociedad se debe a la separación que hace el capitalismo entre la producción de materias primas por lucro y la reproducción social
Mientras, los hombres trabajan en las industrias, en el ejército… Esta división, en mi opinión, es la pieza central de la subordinación moderna de las mujeres. Ha habido otras formas pero funcionaban de otra manera. Es una organización en la que el trabajo de producción se paga en dinero y el de reproducción social, que es que realizan las mujeres, no se pagan en su inmensa mayoría. Esto pone a las mujeres en una desventaja estructural en la sociedad.
Simplemente entender esta dicotomía de producción y reproducción, nos propone un largo camino para pensar qué es lo que tiene que cambiar. Tenemos que reintegrar aspectos de la vida que ahora están separados y contrapuestos uno contra otro. No tenemos tiempo de cuidar a nuestra familia, si al mismo tiempo estás realizando un trabajo exigente, un trabajo pagado a tiempo completo, o incluso múltiples trabajos como mucha gente tiene que hacer hoy en día. En Estado Unidos las profesoras cobran muy poco, y muchas de ellas cogen un segundo trabajo en Wallmart por las tardes para ser capaces de ganar lo suficiente para vivir. Esto es tremendo. Cómo puedo, además, realizar los trabajos de reproducción social. Especialmente si los hombres, en una gran mayoría, no hacen la parte que les corresponde del trabajo de cuidados.
¿Cuál es el rol que deberían jugar los hombres?
Los hombres deberían convertirse en feministas también. Este feminismo para el 99% es un movimiento para mejorar la vida de todo el mundo, superando la desigualdad de género, la desigualdad de raza… todas las desigualdades. Pero no es un movimiento contra los hombres. Es un movimiento contra una estructura social, un sistema que crea todas estas desigualdades.
Esta crisis financiera que vivimos ¿es una crisis del sistema, o es el sistema en sí mismo?. La rebaja de salarios, la desinversión en servicios públicos… ¿Es una consecuencia o un plan organizado?
Hemos sufrido una tremenda reorganización del capitalismo en el tránsito de la anterior forma de capitalismo social demócrata, que era menos globalizado y menos financiero y que daba más apoyo estatal a la esfera de la reproducción social. No era un sistema perfecto, en absoluto, pero eso fue transformado en este capitalismo neoliberal y financiero.
En 2007 y 2008 tuvimos casi una fisión nuclear del sistema financiero mundial. Pero la crisis financiera es sólo uno de los cabos de una crisis mucho más amplia, que también incluye una crisis ecológica; una crisis democrática; de migración, y de los cuidados o de la reproducción social, tiene que ver con la desinversión en todas las necesidades sociales y la incorporación de las mujeres en los trabajos pagados a tiempo completo.
Todos estos son los distintos cabos de una sola gran crisis, que podemos llamar una crisis general del capitalismo neoliberal financiero. La crisis lo inunda todo debido al carácter contradictorio e insostenible de este sistema.
¿Y es el feminismo del 99% la respuesta a esta debacle?
El feminismo del 99% está emergiendo como una de las respuestas a esta crisis. Los supremacistas blancos también están respondiendo a esta crisis, los movimientos populistas… Hay una gran abanico de movimientos intentando dar respuestas. Nosotras somos una de las fuerzas que ha saltado en esta situación abierta e incierta y tratar de ofrecer una alternativa
¿Y cuáles son los riesgos?
Los riesgos son que este movimiento del 99% pueda perder contra movimientos de extrema derecha supremacistas y anti-inmigrantes, que son muy desagradables, como Trump en Estados Unidos o Vox aquí en España. El otro riesgo es que nos asustemos tanto de los movimientos ultraconservadores que en lugar de pelear por lo que realmente queremos, nos volvamos hacia el feminismo liberal. Y volver a esa alianza de feminismo y liberalismo no es la solución, porque entraríamos en un círculo vicioso: neoliberalismo, trumpismo, neoliberalismo, un trumpismo peor. Hasta que realmente lleguemos a un fascismo, del que aún estamos lejos.
Es necesaria una ruptura en el ciclo. Pero no podemos volver a las trincheras, a defender lo que tenemos o intentar no perder lo que ganamos, porque seguiremos en ese ciclo vicioso.
Un riesgo es que nos asustemos tanto de ellos que en lugar de pelear por lo que realmente queremos, nos volvamos hacia los neoliberales.
En España tenemos a partidos de derechas promoviendo un feminismo liberal que incluye la regulación de la prostitución y los vientres de alquiler entre sus postulados. Supongo que es a esto a lo que se refiera cuando dice no volver al neoliberalismo.
La gente está entendiblemente asustada de estas derechas extremas y pueden cometer el error de pensar que no pueden defender lo que creen, sino que toca defender el statu quo. Y es un error en mi opinión, porque defender el statu quo es lo que ha generado estos estos movimientos de extrema derecha.
Usted ha sido muy crítica con lo que denomina feminismo domesticado o de la élite. En España, Ana Patricia Botín, la presidenta del mayor banco se declaró feminista no hace mucho. ¿Puede ayudar esto de alguna forma a la igualdad?
No la conozco, pero imagino nombres como Sheryl Sandberg, (directora ejecutiva de Facebook), Christine Lagard (directora gerente del FMI) o Hillary Clinton. Estas son tres caras, y probablemente la que me menciona encaja en este modelo. A ellas me refiero cuando afirmo que dan al feminismo un mal nombre. Si la gente llega a pensar que eso es feminismo, van a concluir que este movimiento no puede hacer nada por ellos y que porqué deberían apoyarlo si hace cosas que les hacen daño.
Es decir, que la gente que arruina la vida de muchas personas no sólo deben ser hombres, sino también mujeres.
Este tipo de feminismo, lo que realmente hace, es lo que en el manifiesto llamamos: la dominación de la igualdad de oportunidades. Que cree que la clase dominante que gobierna, debe tener igualdad entre hombres y mujeres. Es decir, que la gente que arruina la vida de muchas personas no sólo deben ser hombres, sino también mujeres. Es una aspiración absurda.
Muchos partidos conservadores se han subido al carro del feminismo, aunque no quieren usar la palabra feminismo. Dicen que luchan por la igualdad. ¿Necesitamos redefinir el concepto de igualdad?
Totalmente. Creo que la mayoría a lo que se llama igualdad es, en realidad, meritocracia. Entienden el problema de la discriminación como una infrarreprosentación de las mujeres en la cima y que es necesario eliminar esa desigualdad para que las mujeres puedan subir de acuerdo a su talento, en relación a sus méritos. Esto deja totalmente intacta la estructura jerárquica y no puede beneficiar al 99% de las mujeres. Sólo beneficia al 1%, o pongamos que al top 10%. Es decir a la clase directiva profesional.
Estas mujeres pueden tener éxito en lo que hacen sólo porque contratan con sueldos muy bajos y en trabajos muy precarios a mujeres migrantes pobres de otras razas para limpiar sus casas, cuidar a sus hijos o atender a sus padres ancianos en residencias de la tercera edad. En otras palabras: hay una relación directa entre esta noción de igualdad y el incremento de la desigualdad. Es una idea de igualdad de clase que dice que las mujeres deben ser iguales a los hombres de su misma clase y al diablo con todas las demás. Definitivamente el feminismo liberal hace necesario redefinir una nueva idea de igualdad.
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[5]«Una tal» Paca Granados, la consejera del desastre judicial de Juana Rivas
Jueces, abogados y amigos avisaron a la madre de Maracena de que desbordar la legalidad era un error… Excepto su consejera áulica, la directora del Centro de la Mujer de Maracena
Por Quico Alsedo
21/03/2019
https://www.elmundo.es/andalucia/2019/03/21/5c938f12fdddffea868b4668.html
«¿Pero tú sabes quién soy? Te lo digo con respeto, ¿tú sabes con quién estás hablando?», espetaba Francisca Granados, Paqui, de buenas a primeras, aún hace pocos meses, a los periodistas que simplemente la llamaban para interesarse por el devenir procesal del caso Juana Rivas.
«¿Sabes que yo no soy una cualquiera, que tengo mi título de Derecho?», soltaba a bocajarro, tal vez preparando su propia defensa (y no sólo la de su representada) para lo que vendría después: un desastre judicial para Rivas, quien ahora, de no remediarlo el Supremo y un tribunal italiano, podría dejar a la otrora ‘madre coraje de Maracena‘ en la cárcel, con un régimen draconiano para ver a sus hijos, sin la patria potestad sobre ellos por espacio de seis años e incluso a tratamiento para reaprender a ser madre.
Granados no sólo era la portavoz y alter ego de la madre ante los medios: abogados que en los momentos álgidos del caso, con los niños en paradero desconocido, intentaban ayudar a Rivas y la aconsejaban pactar -y llegó a haber algún principio de acuerdo-, se encontraban con la negativa de ambas. De la madre, «más preocupada por la violencia de género que de sus hijos», sostiene ahora el juez italiano, pero también de la directora del Centro de Atención a la Mujer y responsable de Igualdad en Maracena. De ahí, después, la cárcel, la terapia y el alejamiento de sus hijos.
CAMPAÑA MEDIÁTICA
Dos son las durísimas alusiones a Granados en las últimas sentencias del caso. La primera, del Penal 5 de Granada, la hizo suya la Audiencia Provincial al ratificar los cinco años de cárcel a Rivas por sustraer a los dos niños de su padre durante más de un año.
En el relato de la declarada insumisión de la madre a devolver a los niños, incluso ante las repetidas requisitorias de la Justicia, narra el juez: «La acusada toma parte en una campaña mediática, con rueda de prensa incluida, al frente de la cual aparece una tal Francisca Granados Gámez, quien adoptó la función de portavoz y asesora legal de Juana, llegando a manifestar el 25 de julio [de 2017] que los menores no habían sido entregados».
Eran los días de vino y rosas de la reivindicación para una luchadora, desde los años 80, por los derechos de la mujer. España entera, aparentemente, se negaba a devolver a los hijos de Juana a Italia, a Francesco Arcuri, padre supuestamente maltratador. Incluso Susana Díaz, presidenta de la Junta de Andalucía, tuiteaba: «Todo mi apoyo a Juana Rivas en la lucha por proteger a sus hijos. Los niños también son víctimas de la violencia machista».
Siempre al lado de Rivas, siempre gesticulante, siempre con el eslogan a punto, Paqui Granados, nacida en Benalúa de las Villas en los años 60, parecía el cerebro de la operación ante la opinión pública. Rivas se había puesto en sus manos en mayo de 2016, e incluso según algunas versiones ella la habría aleccionado a denunciar por malos tratos a Arcuri el 12 de julio de ese año, en una estrategia que se ha revelado suicida: alegar sin prueba alguna violencia machista -con la condena por malos tratos a Arcuri de 2009 como único apoyo en esencia-, y a partir de ahí desbordar la legalidad. Una especie de ‘procés’ de género.
CUANDO PSOE, PODEMOS E IU PELEABAN POR ELLA
Sin devolver a sus hijos hasta más de un año después, envuelta en una campaña mediática que intentaban rentabilizar políticamente PSOE, Podemos e IU (que destinó el dinero de la huelga del 8-M al caso), Rivas ponía los cimientos para la catástrofe posterior: la denuncia por malos tratos era enviada a Italia sin que se le otorgara crédito alguno -aún queda por llegar un previsible rosario de archivos desde el otro lado del Mediterráneo-, y a la madre de G. y D. le caía encima todo el peso de la Justicia.
El propio juez de Granada, Manuel Piñar, se lo dijo a Rivas a posteriori, cuando su defensa, varias veces cambiante ante la influencia de Granados, llegó a alegar que la madre había estado mal asesorada desde el principio: «Pues haber elegido mejor a sus abogados», le espetó el magistrado, mencionando sin mencionar a «Paqui», que asesoró legalmente a la mujer como licenciada en Derecho, pero sin estar colegiada como abogada, como evidenció una denuncia contra ella por intrusismo profesional del Colegio de Abogados granadino. La denuncia fue archivada, pero ella no dejó ni por un momento su estribillo: la habían denunciado «por ser mujer», iban contra «la igualdad entre hombres y mujeres».
La segunda alusión a Granados llegaba ayer desde Italia y esta vez era velada: Juana Rivas, dice el juez, «no es capaz de tomar decisiones» sobre sus hijos por sí misma, luego el papel de Granados en el desaguisado se agrandaría… De no ser por lo que deslizan fuentes de la causa: «En realidad, Paqui ha sido fundamental, pero no tomaba las decisiones: era una palmera de lo que Juana quería. Si Juana se negaba a esto o a aquello, Paqui lo que hacía era darle cobertura legal, pero no era ella la que mandaba: era Juana».
¿Y qué opina el abogado de la contraparte, el letrado de Francesco Arcuri? Habla Enrique Zambrano, que apunta en muchas más direcciones en esta suerte de hoguera de las vanidades en que se terminó convirtiendo el caso: «A mi modo de ver, Granados podría tener la misma o incluso menos trascendencia que determinados personajes mediáticos de todos los órdenes, en especial televisivos, que encumbraron por un lado a Rivas como madre coraje y a mi representado como el ogro de la historia. Afortunadamente, hemos ido poniendo las piezas en su sitio. Aun espero la rectificación de todos».
«Y tú, ¿sabes lo que es la violencia machista? Eso de la violencia de género… ¿cómo lo ves?», le lanzaba a botepronto Granados al periodista, por teléfono. «Porque sí, los periodistas sois todos muy imparciales, pero no hay acto sin ideología, no lo hay, que lo sepas, ¿eh?», remachaba.
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[6] Pasión y Delito
Por Manuel Cobo del Rosal
Abogado y Catedrático de Derecho Penal Universidad Autónoma de Madrid
Articulo publicado en edición impresa en 24/11/1986
https://elpais.com/diario/1986/11/24/sociedad/533170808_850215.html
En las últimas semanas se ha producido en nuestro país una serie de lamentables y sangrientos sucesos que conviene no sean pasados por alto, siquiera sea a través de una breve y urgente consideración. Me refiero concretamente a la muerte, ejecutada por el esposo, del amante de su mujer; a un padre que mata a palos a un joven que estaba acostado con su hija menor; a otro padre que hiere a tiros y a martillazos a los presuntos violadores de su hija, y asimismo, a un caso de parricidio impropio, producido en la localidad de Ondara.
La legislación penal española suprimió ya, acertadamente, el uxoricidio honoris causa (el marido que mata a la mujer o al adúltero sorprendidos en flagrante adulterio) en el año 1963 por la presión científica llevada a cabo por la doctrina de nuestro país. Su torpe redacción no resistía la más leve crítica, y su introducción, en el año 1944, constituyó uno de los muchos errores de dicha reforma. Sin embargo, todavía subsisten tipos delictivos como es el caso del artículo 410 del Código Penal, en el que se castiga con una pena sumamente leve a los abuelos matemos y a la madre que para ocultar su deshonra mataren al hijo recién nacido. Y se mantiene a pesar de las críticas que ya desde 1848 se le han venido haciendo al citado precepto, expresión de la más pura concepción calderoniana de la honra. La última reforma penal, de 25 de junio de 1983, debiera haber adoptado una actitud más actualizada o quizá, precisamente, más civilizada y justa con respecto a dicho precepto.
Pero lo anterior en modo alguno puede ser tenido como que el estado o crisis pasionales carezcan de relevancia en la legislación penal de forma muy especial, benevolente. Por dicha causa, la citada reforma de 1983, si bien es cierto que suprimió atenuantes básicamente pasionales, no lo es menos que amplió los márgenes del arrebato u obcecación con su extensión a «otro estado pasional de semejante entidad». Y no sólo pueden constituir una atenuante dichos conflictos, sino que incluso, y llegado el momento, encontrarían cobertura en las eximentes de responsabilidad criminal, en el trastorno mental transitorio del número 1 del artículo 8 o en el miedo insuperable del número 10 del mismo artículo del Código Penal.
Nueva imagen
La legislación penal del nuevo Estado social y democrático de derecho, si bien es cierto que ha partido de una nueva imagen del hombre y de la mujer, no lo es menos que asimismo ha concedido, y debe seguir concediendo, gran significado a los estados conflictivos de la afectividad, como no podía ser por menos. Y ello sin que suponga un menosprecio, por parte de la Ley Penal, al máximo derecho recogido por nuestra Constitución: el derecho a la vida. En el fondo, todo el Derecho Penal civilizado tiende a que el enjuiciamiento del caso concreto sea más justo y más humano; esto es, a situarse en las circunstancias en que se encuentra la persona acusada. No puede desconocerse, en consecuencia, la diferenciación entre un crimen premeditado, fríamente calculado, y el que se verifica dominado por una conflictividad afectiva del máximo nivel.
Desde otro punto de vista, y aunque sólo sea por las referencias de los medios de comunicación, pues no conocemos lo suficiente ni los hechos ni las personas incriminadas, es lo cierto que existe en todos ellos la idea de tomarse la justicia por su mano. Se trata de una característica genuina del crimen pasional.
En cierto sentido pudiera pensarse que lleva consigo una desconfianza hacia la justicia, y por dicha razón una Administración de justicia en materia criminal perfeccionada con las notas de celeridad en sus resoluciones e infalibilidad en las consecuencias jurídicas (penas) sería, en efecto, en atención al crédito de que gozara, una especie de freno o inhibición a la hora de la realización de tales conductas. Pero de ninguna forma desempeñaría un papel de erradicación absoluta. El mundo de las emociones y las personas hay veces que desoyen incluso la voz de la racionalidad y de la justicia objetiva más perfecta. Y en nuestro país estamos todavía muy lejos de conseguirla.
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EL ROTO
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[7] UTBH – “Chismes de jueces y víctimas por defecto”
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